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¡CUIDADO! UN EVANGELIO FALSO ESTA DESTRUYENDO EL CRISTIANISMO BÍBLICO
#1
Por: David Wilkerson


“Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. Entonces le llamó y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo” (Lc. 16:1-2).

Jesús habló de cierto hombre rico que oyó un reporte de que uno de sus mayordomos estaba malgastando sus posesiones. Así que lo llamó a que le diera cuentas, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Entrega cuenta de tu mayordomía, porque ya no serás mayordomo”.

Esta parábola es muy importante para el cuerpo de Cristo ahora. Es la trágica historia de un siervo de Dios que termina ofreciendo un evangelio rebajado y barato. El hombre rico de esta parábola es Cristo mismo en quien moran todas las riquezas de gloria. El mayordomo que está siendo despojado de la autoridad es cualquiera a quien le ha sido confiada la Palabra de Dios, pero que ha sido hallado culpable de desperdiciar los recursos de su Señor.

Este mayordomo era culpable de malgastar las posesiones de su señor, una acusación que se podría hacer en nuestros días en contra de multitud de ministros, de obreros cristianos y de ovejas. ¡Qué desperdicio vemos en el reino de Dios hoy en día!

1. Los Elegidos de Dios desperdician tiempo, el más precioso recurso que el cielo pudo confiar a la humanidad.

Los pastores ungidos de Dios, maestros y evangelistas son tan culpables como las multitudes del redil que sólo buscan los placeres. Los mayordomos del evangelio deberían estar redimiendo el tiempo y no malgastándolo en pasatiempos, deportes, recreación y la televisión. Muéstrame un hombre de Dios que se sienta enfrente del ídolo de la televisión, desperdiciando horas preciosas, perturbando su alma y su mente con la corrupción del infierno, y yo te mostraré a un mayordomo injusto a quien Dios traerá a cuentas y le despojará de toda autoridad espiritual.

Este mayordomo se consintió a sí mismo. El tomó los recursos de su amo y se los derramó encima. Uno pensaría que todas las riquezas eran solamente suyas, por la manera en que se gastaba los recursos y en que se consentía a sí mismo.

Hoy vemos este triste espectáculo en la iglesia, a cristianos yendo de un lado a otro, desperdiciando los recursos divinos sin saber que Dios les va a pedir cuentas por ese desperdicio.

2. El poder, otro de los gloriosos recursos de Cristo, está siendo egoísta y tontamente malgastado.

Los reyes del poder en la casa de Dios son aquellos que malgastan el poder de su amo para justificarse a sí mismos. Quieren ser conocidos y respetados como profetas, como los hombres del momento, buscados como poderosos guerreros de fe, acción y poder. Aman el aplauso de los hombres, la adulación como para un héroe; les gusta ir por ahí oyendo esas palabras de autoaprobación. “¡Miren, ahí esta! ¡Ahí va ese poderoso hombre de fe, acción y poder!” Pablo denunció esa adulación a ministros. Debemos dar honor a quien honor merece, y ése es ¡solamente Cristo!

Los creyentes sin discernimiento hacen pequeños dioses de los autonombrados profetas, sanadores, y maestros de nuevas revelaciones.

El poder malgastado está corrompiendo al ministerio y la casa de Dios. Los cristianos superficiales son atraídos al poder como las abejas a la miel. Y una terrible acusación en contra de la iglesia apóstata es oír a los cristianos decir: “¡Qué bárbaro, qué poder tiene!”, en vez de susurrar con santa reverencia: “¡Está lleno de Jesús! ¡Jesús se revela en él maravillosamente! ¡Hace a Cristo real!”

Un poco del santo poder de Dios que no es usado o aprovechado solamente para la gloria de Cristo es un desperdicio. Es un mayordomo injusto gastando para sí mismo lo que no le pertenece. Sin embargo, aún hay hombres que se levantan grandes nombres para sí mismos, robándole la gloria y el poder al Señor, para engrandecerse ellos mismos.

3. La fe es otro recurso de Cristo que está siendo desperdiciado por los cristianos hoy en día.

¡Toda la fe verdadera proviene de Cristo! Cuando hablas de todas las riquezas de Dios en Cristo Jesús, debes incluir la fe. Somos salvos por la fe de Cristo. Pero la preciosa fe que debería haber sido cuidadosamente invertida, está siendo desperdiciada en trivialidades. Los héroes del capítulo once de Hebreos se apropiaron de su fe para conquistar reinos, tapar la boca a los leones, extinguir el poder del fuego, poner en fuga a los ejércitos del enemigo, ejecutar actos justos, recibir a sus muertos de regreso, y finalmente, para soportar torturas, vituperios, azotes, prisiones y cárceles.

¡Hoy la fe de Cristo es a menudo desperdiciada en egoísmo! ¡Logros personales, éxito, aumento de bienes, riquezas terrenales y prosperidad sin límite, con perfecta salud y una felicidad sin mancha!

¿Por qué será que los cristianos pueden invertir todas las clases de fe en un intento de llegar a ser prósperos y felices, pero no pueden tener fe para que su casa y sus vecinos sean salvos? ¿Por qué tan poca fe para recibir la santidad de Cristo? ¿Por qué tan poca fe para evangelizar a un mundo perdido?

Uno de estos días, muy pronto, Dios nos va a poner de espaldas contra la pared y nos va a pedir cuentas de la forma en que manejamos Su preciosa fe. ¿La gastamos sólo en trivialidades, como si la fe sólo existiera para hacernos la vida más fácil? ¿No nos preguntará el Señor, con ojos penetrantes, por qué no usamos sus riquezas sabiamente?

LA GRAN LECCIÓN

La gran lección de esta parábola va más allá de la tragedia de una iglesia que desperdicia las riquezas de Cristo en intereses egoístas; va hacia el pensamiento corrupto de los mayordomos cristianos que han sido despojados de la autoridad divina. Los mayordomos del evangelio que desperdician el tiempo, la fe, el poder y otros recursos divinos van, por consiguiente, a perder su autoridad espiritual en Cristo y van a ser libres para comprometerse con sus propios planes y proyectos, y se arrastrarán inventando un evangelio que perpetúe sus propios intereses.

“Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía” (Lc. 16:3).

Los mayordomos que malgastan la riqueza de su amo, llegan a estar completamente dedicados a su propia supervivencia.

Ya no es su interés principal: “¿Qué puedo hacer por el Señor?”, sino, “¿Qué puedo hacer por mí?”. Esto incluye tanto a discípulos como a ministros.

Muchos predicadores y pastores se centraron sobre sí mismos. Fueron absorbidos por el egoísmo; empezaron a fornicar con madera y piedras, se convirtieron en constructores de templos y de monumentos de realizaciones personales; y rechazaron una vida de quebrantamiento y humildad. ¡Dejaron su lugar secreto de oración por sus intereses y por la obra de sus manos! Temerariamente malgastaron el dinero de Dios, la fe de Dios, el tiempo de Dios y el poder de Dios.

Por toda la nación, oigo de gente santa de oración, la misma cosa que oigo de mi Padre del cielo. Aquellos que están caminando con Dios, viviendo en el Espíritu, instintivamente sienten que Dios ha descubierto, y que deplora todas las abominaciones en la iglesia, en el púlpito, en las predicaciones y en algunos ministerios populares.

No todos son corruptos, ¡gracias a Dios! Hay un remanente creciente de santos y ministerios que se han vuelto a la justicia y a la oración. Pero el verdadero cuerpo de Cristo debe orar por sabiduría divina para discernir a aquellos que ya han sido despojados de la autoridad espiritual. Un mundo creciente de cristianos de oración ahora comparten el mismo dolor de Dios por toda la mezcla con el mundo, y sus corazones claman que Dios trate esto pronto. ¡Creo, sin lugar a dudas, que está a punto de hacerlo! Si Dios puede hacer caer a Babilonia en una hora, seguramente puede limpiar esta mezcla en Su templo en un momento.

La mayor parte de los mayordomos modernos que han sido despojados por Dios de todo servicio espiritual no son tan sabios como el mayordomo injusto, no se dan cuenta de que ya todo terminó. No se han dado cuenta de que ya han sido despojados de su mayordomía. Pero tú te puedes dar cuenta que se acabó, por los planes y proyectos que presentan centrados en el hombre. Los intereses de Dios ya no son lo más sobresaliente, ahora lo único importante para ellos es su próximo proyecto. Terminan un proyecto de hombre solamente para lanzar otro más espectacular que el anterior.

Mi corazón clama: “¡Oh, mi bendito Señor! ¿Cuándo se despertará el pueblo de Dios y empezará a discernir que todo ese loco gastar, esa construcción, y esa mentalidad mundana representan un despilfarro hecho por cristianos y por ministros desorientados que están a punto de ser llamados a cuentas? ¿Cuándo dejará el pueblo de Dios de aguantar tal tontería? ¿Cuándo se despertará el cuerpo de Cristo y gritará en contra de esto y dirá: ¡Basta!” No hay ya profetas de Dios en la tierra? ¿No quedan pastores con suficiente discernimiento del Espíritu Santo y con autoridad espiritual para despertar a esta gente respecto a ese peligroso desperdicio de los recursos de nuestro Señor? Es triste, pero es cierto, que en algunos de los más conocidos ministerios del país hoy en día, ni con mucho se escucha la verdadera Palabra de Dios. Yo no soy juez, pero por sus hechos es patente que algunos están más allá de la censura, cegados por sus propios consejeros, cegados por ambición, cegados por los dioses del éxito y el poder.

Algunos de ellos no recibirían ni a un solo siervo de Dios hoy en día, están tan altos y son tan poderosos, están tan confiados en sí mismos, tan ricos, tan influyentes, tan establecidos en sus caminos, tan comprometidos con sus propios planes y proyectos, que no pueden escuchar nada.

¡Sus ojos están cerrados, sus oídos no oyen, y no saben que la gloria se ha ido y que Icabod ha sido escrito sobre sus puertas! Y tan cierto como que el mayordomo injusto fue derrocado, así también ellos caerán. Dios va a cortar el suministro y va a hacer una cosa tan sorprendente que los oídos de todos los que lo oigan van a retumbar.

Llamo a todos los santos que oran en toda la tierra que empiecen a orar por la limpieza dentro de la casa de Dios y entre sus ministros y ministerios. Que empiece conmigo y con el ministerio a mi cargo. Yo necesito esta purificación tanto o más que todos los otros. Ora porque el fuego santo de Su santidad llene de temor todos los púlpitos. Ora para que Dios salve los ministerios que aún pueden ser salvados, que Dios humille y rompa las voluntades necias de los hombres centrados en ellos mismos, que haya arrepentimiento y un regreso a la pureza y a la honestidad. Ora para que ellos respondan pronto. Únete a todos los otros santos que oran. ¡Que ya no se malgasten los recursos de Dios! Ya no más alianzas con aquellos que no tienen preocupación por los intereses de Dios, sino que usan a otras personas para aumentar sus intereses egoístas. ¡Ya no más confiar en aquellos que ofrecen un evangelio barato y de oferta!

¡Dios danos maestros, pastores y evangelistas, puros, separados, quebrantados, que se den completamente para la gloria de Jesús, que puedan tronar en contra del pecado y de la corrupción y hagan temblar a los adúlteros, a los que se divorcian, a los laicos y ministros tibios en la casa de Dios! Creo que el pueblo de Dios está clamando por líderes que sean ejemplo de santidad, y que los conduzcan a caminar más profundamente con Cristo. Creo que la congregación está más hambrienta de Dios que muchos del púlpito. Algunos ministros jóvenes me dicen que no pueden encontrar a hombres ancianos de Dios a quienes puedan mirar como modelos de santidad y pureza. La gente quiere moverse en Dios, quieren fuego en el púlpito y convicción en las bancas. Quieren que el Espíritu de Dios despierte a sus iglesias y los saque de la corrupción. Al menos, eso es lo que oigo de los que me escriben.

UN EVANGELIO BARATO, CARENTE DE COMPROMISO

Este mayordomo despilfarrador dijo: “Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas” (Lc. 16:4)

Procedió a llamar a todos los deudores de su amo y les ofreció tratos con tarifas reducidas. Al deudor que debía a su amo cien medidas de aceite le decía que sólo pagara cincuenta. El redujo el trato de otro deudor que debía cien medidas de trigo. Le dijo que sólo necesitaba pagar ochenta medidas. Les ofreció a todos los deudores atractivas rebajas en los tratos.

Cuando el Espíritu Santo deja de tener el control sobre un hombre o un ministro, y ése hombre toma la dirección sobre sí mismo, toda clase de convenios se ofrecen a los deudores. Es por eso que estamos oyendo ese evangelio barato y rebajado desde tantos púlpitos.

Ahora hemos llegado al corazón del mensaje de esta parábola. Estos mayordomos que han sido despojados, van por ahí haciendo tratos rebajados con deudores que andan buscando una forma de pago barata. ¿Quién quiere pagar el precio completo de la redención cuando hay en pie una oferta de saldar la cuenta con una salvación barata? ¿Quién quiere llevar los sufrimientos de Cristo cuando puedes “cumplir” con menos? ¿Por qué soportar la muerte, la cruz, el oprobio y el rechazo cuando simplemente, reclamas tus derechos y puedes volar justo hasta el paraíso sin pena ni sacrificio? ¡Santos, alíniense -es tiempo del evangelio basado en tratos baratos-!

¡Quédate enfrente de tu televisión, llena tu alma y tu mente con toda la porquería de los pozos del infierno, sigue adelante, disfruta el cine escandaloso, el teatro para adultos; corre con la multitud, bebe, fuma, ve a centros nocturnos, cuenta chistes groseros; divórciate, haz trampas, fornica; gasta, compra y endrógate; no ores, no ayunes, no clames, no hables de cargas, de santidad y de apartarse del mundo! ¿Por qué? ¡Porque es el día del evangelio barato y rebajado, sin dolor, sin poder, contaminado! Se ofrece diariamente por radio, por televisión y en cruzadas y en las iglesias por todo el mundo.

Todo lo que le puedes "elogiar" a algunos hombres de Dios y a ciertos ministros hoy en día, es que su astucia y su ingenio están proveyendo para ellos y sus seguidores un camino con Jesús a un precio de oferta. Y es astuta la manera en que las Escrituras son torcidas y entrelazadas para hacer que suenen correctas y aprobadas por Dios. Han ido ya tan lejos que muchos pueden pecar a voluntad y no ser convictos de pecado. Pueden decir con el Israel apóstata, “Librados somos para seguir haciendo todas estas abominaciones” (Jer. 7:10). Doctrinas de demonios y doctrinas de falsa seguridad son ofrecidas a aquellos que escogen vivir vidas carnales y sensuales.

El mayordomo injusto pensó que había asegurado su futuro, pero era una falsa seguridad. El seguía siendo el mismo hombre permisivo, tramposo y sensual que siempre había sido, y los amigos que iban con él eran de su misma naturaleza, todos ellos cegados por una falsa seguridad. Puedes estar seguro que pagó un alto precio por su engaño. ¿Quién puede dudar que el amo rechazó los tratos rebajados que ofreció el mayordomo injusto? Yo creo que el amo demandó el precio completo.

Dios le dijo a la iglesia de Laodicea, tan llena de bienes y que alardeaba de no tener necesidad de nada, en realidad eres desventurada, pobre, miserable, ciega y desnuda. Y hasta que no renuncie a toda la tibieza, Dios la vomitará de Su boca a ella y todo lo que representa. Este hecho espantoso ya está sucediendo.

¡Dios danos mayordomos fieles! Danos santos en el púlpito y en las bancas que se vuelvan al Señor con todo su corazón, que rompan sus ídolos, y caigan contritos delante de Tu presencia. Y Dios, vuelve a traer el evangelio de justicia, de separación del mundo, y mandamientos santos de amor, y levanta ejércitos de vencedores que alisten sus lámparas y se preparen para recibir al Novio. Dios, llévanos a la Cruz, a la muerte de nosotros mismos, a reconocernos muertos al pecado por fe, y a la resurrección en el reino de Vida Eterna en Cristo. Amén.

(Tomado de la lista de correo de "Siguiendo Sus Pisadas" y condensado)
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#2
Heriberto:

Saludos, me parece un buen tema, sin embargo, parece ser claro pero no lo es, ya que no dice a ciencia cierta cuales son los principios del verdadero evangelio. Ya que creo que para muchos movimientos, el evanegelio es cumplir los mandamientos del Antiguo Testamento, para otros es aplicar la alabanza Davídica, Para otros es la Vida de Pablo, Para otros es una vida de Servicio y muchos hablan de solo oración. Hay movimientos que le prestan mucha atención al conocimiento Bíblico y aunque suene raro no alcanzan el conocimiento de Dios.

Creo que el verdadero evangelio es un tesoro que muchos no tienen, por no aplicar la Vida de Jesucristo en sus movimientos, iglesia y vidas (aunque así lo crean).
Cito algunos ejemplos Corintios dice que los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
Colosenses nos habla de una herencia de Cristo que son tesoros de Conociminto y Sabiduría y la mayoría de los cristianos habla de una herencia pero no dicen que es de Conocimiento y sabiduría.
Me gustaría oir tu criterio.
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#3
Hola Felipe:

El tema de tu inquietud no había sido respondido, pero creo que, pese al tiempo transcurrido, es de gran importancia y amerita ser considerado.

¿Qué es el Evangelio? El vocabo evangelio proviene de la palabra griega: "ευαγγελιω"   ευ=bueno, y  αγγελιω=ángel/mensajero, vale decir: buen mensaje. 

El buen mensaje, la gran noticia anunciada. es que "Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras." pues "Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" 
Claro que el Evangelio, en un sentido amplio, comprende mucho más que eso, pero no consiste en nada menos. Quiero decir que si el mensaje de la cruz de Cristo, con todo lo que implica,  se excluye de la predicación, entonces no es predicación del Evangelio.

Ahora, el buen mensaje del Evangelio tiene un remitente y un destinatario. Quien lo remite es Dios, y el destinatario es todo hombre pecador (varón o mujer) que indefectiblemente debe reconocer que lo es, y arrepentirse de sus pecados, Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." (Efe 2:8/9) 

Lo importante es el mensaje, y no tanto el mensajero. Nadie debe darse aires de grandeza por cumplir con su deber de anunciar el mensaje de Dios. El éxito del predicador no consiste en lograr "decisiones" para incrementar su estadística personal y su popularidad, sino en entregar con fidelidad el mensaje que Dios, el remitente, le ha encomendado llevar, aún en el caso de que el destinatario lo rechace. La conversión no es por virtud o mérito del predicador sino el resultado de anunciar "las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1ª Pedro 2:9)

Luego sigue la tarea de enseñar a los creyentes que guarden todas las cosas que el Señor nos ha mandado (Mt.28:19) incluyendo la ordenanza del bautismo cristiano.

Es cierto lo que afirmas en el sentido de que muchos tienen conocimiento bíblico pero no conocen a Dios, pero no es menos cierto que quien no conoce las Escrituras tampoco tiene un conocimiento cabal de Dios, porque ellas dan testimonio del Señor, y debemos escudriñarlas, según Juan 5:39.

Un saludo fraternal!
Heriberto
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