19-03-2013, 04:12 PM
3ª. Parte
A Dios
Hay muchas personas que han perdido un ser muy querido y el proceso de duelo tiene como fase muy dolorosa y que es conocida solo por quién la padece en mayor o menor medida, es una fase del duelo en el que la persona dolosa se enoja con Dios por haberse llevado al ser amado o lo critica por la forma en que lo hizo y Dios entiende muy bien esto, es inevitable que se llegue a ese punto y es que Dios nos hizo para vivir eternamente y es por ello que la muerte es tan dolorosa, pero no deja de ser producto del pecado del hombre, no es culpa de Dios, es consecuencia por el pecado de la humanidad, pero en esa fase, uno puede llegar a culpar a Dios de la muerte de ese ser querido. Puede darse el caso, de que quién llega a esa etapa y ya tiene problemas de orgullo, que se vuelve crónico y se estanca en ese punto y piense que siendo culpa de Dios, no debe perdonarlo o sencillamente, no puede.
Esta postura parte de un principio equivocado en el que el sistema del mundo nos ha metido a todos en su momento y se piensa que todo está supeditado a la voluntad del hombre y hasta Dios mismo entra dentro de ese esquema de pensamiento.
Pueden pasar años para que ese corazón dañado se recupere y se necesita de mucha ayuda, oración y compañía de hermanos sabios que intercedan ante Dios para que lo restaure. Pero esto se ve imposibilitado, cuando el orgullo rechaza toda ayuda y en su corazón, sencillamente le guardan rencor a Dios. Estas manifestaciones quieren ser ocultas, que nadie las vea, pues el orgullo no se permite tal vulnerabilidad o mostrar debilidad, pero no se puede ocultar por mucho tiempo, porque es como una olla de vapor cuya presión se escaba por alguna rendija que invade el ambiente de amargura alrededor de ellos mismos.
¿Cómo detectar un corazón orgulloso?
He aquí una interesante lista:
1.- ¿Te sientes orgullos de tu humildad?
2.- ¿Crees que eres mejor que los demás?
3.- ¿Te sorprendes a ti mismo criticando a los demás?
4.- ¿Ha pasado más de un día sin que pidas perdón a Dios?
5.- ¿Cuándo lastimas a alguien y te das cuenta. No le dices nada, actúas como si nada hubiese pasado, pero no le pides perdón?
6.- ¿Sientes envidia cuando reconocen a alguien por su trabajo y a ti no?
7.- ¿No te puedes alegrar con la bendición recibida por otros con algo que tú querías?
8.- ¿Necesitas del reconocimiento de los demás para sentirte bien?
9.- ¿Buscas los reflectores o te gusta llamar la atención de los demás con algún estilo en tus ademanes que no proceden de tu personalidad de manera natural?
10.- ¿Te gusta imponer tus ideas sobre las de los demás?
11.- ¿Te desagradan mucho las personas engreídas?
12.- Como cristiano. ¿Cuándo has hecho algo que trae bendición a los demás, piensas que fue por tu habilidad, conocimiento, dones o talentos; sin reconocer a Dios como el merecedor de la gloria?
13.- ¿Crees que eres cristiano porque Dios vio en ti alguna cualidad que desea explotar para su reino o porque hiciste algo de valor ante los ojos de Dios?
14.- ¿Cuándo alguien te pide perdón, le dices que sí porque sabes que debes hacerlo, pero en tu corazón no lo puedes perdonar?
15.- ¿Hay algún pecado que has confesado a Dios pidiendo perdón del que no te sientas perdonado?
16.- ¿Le guardas rencor a alguien?
17.- ¿Te sientes atormentado por algo que sabes está mal, pero no quieres confesarlo?
18.- Cuando pecas y sientes remordimiento. ¿Qué te duele más? ¿Dios y la persona que lastimaste? O ¿Haber caído?
19.- ¿Estás de acuerdo con el siguiente pasaje bíblico?
1 Corintio 1:26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
¿Cómo se puede sanar un corazón orgulloso?
El orgullo es una enfermedad espiritual que solo el Señor Jesucristo puede curar, pero el primer paso es reconocerlo en uno mismo. Dios dice en su palabra:
2 Crónicas 7:14 si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
Lo primero que debe hacerse es humillarse ante Dios reconociendo en oración su mal, pidiendo perdón reconociendo su pecado con la firme convicción de no volverlo hacer y el Señor dice que nos perdonará y sanará:
Proverbios 28:13 El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
1 Juan 1:7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Hay dos clases de orgullosos, el que acepta su mal y la combate y los que la ignoran y le dan hilo suelto sin concientizarse de las consecuencias y todos, repito y quiero ser muy enfático con esto, absolutamente todos la padecemos porque es parte de nuestra naturaleza caída y negarla es abrirle la puerta para que haga a su antojo.
La vida llena del Espíritu, es lo mismo que confesar nuestros pecados en cuanto nos demos cuenta y alejarnos de volverlo hacer.
¿Desde cuando no has confesado a Dios tu pecado? ¿Hasta cuándo vas a pedirle perdón a tu hermano que lo has ofendido lastimado o perjudicado?
Hay quienes pueden humillarse por conveniencia, como el Faraón, qué se humillaba cuando alguna plaga era ya insoportable, pero en cuanto Moisés intercedía por Egipto y el faraón y el Señor la apartaba; el faraón se endurecía y obstinadamente negaba la salida del pueblo de Israel.
El Señor nos advierte:
Proverbios 16:18 Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.
19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios.
El Señor nos recomienda:
Salmo 51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Dios te bendiga.
A Dios
Hay muchas personas que han perdido un ser muy querido y el proceso de duelo tiene como fase muy dolorosa y que es conocida solo por quién la padece en mayor o menor medida, es una fase del duelo en el que la persona dolosa se enoja con Dios por haberse llevado al ser amado o lo critica por la forma en que lo hizo y Dios entiende muy bien esto, es inevitable que se llegue a ese punto y es que Dios nos hizo para vivir eternamente y es por ello que la muerte es tan dolorosa, pero no deja de ser producto del pecado del hombre, no es culpa de Dios, es consecuencia por el pecado de la humanidad, pero en esa fase, uno puede llegar a culpar a Dios de la muerte de ese ser querido. Puede darse el caso, de que quién llega a esa etapa y ya tiene problemas de orgullo, que se vuelve crónico y se estanca en ese punto y piense que siendo culpa de Dios, no debe perdonarlo o sencillamente, no puede.
Esta postura parte de un principio equivocado en el que el sistema del mundo nos ha metido a todos en su momento y se piensa que todo está supeditado a la voluntad del hombre y hasta Dios mismo entra dentro de ese esquema de pensamiento.
Pueden pasar años para que ese corazón dañado se recupere y se necesita de mucha ayuda, oración y compañía de hermanos sabios que intercedan ante Dios para que lo restaure. Pero esto se ve imposibilitado, cuando el orgullo rechaza toda ayuda y en su corazón, sencillamente le guardan rencor a Dios. Estas manifestaciones quieren ser ocultas, que nadie las vea, pues el orgullo no se permite tal vulnerabilidad o mostrar debilidad, pero no se puede ocultar por mucho tiempo, porque es como una olla de vapor cuya presión se escaba por alguna rendija que invade el ambiente de amargura alrededor de ellos mismos.
¿Cómo detectar un corazón orgulloso?
He aquí una interesante lista:
1.- ¿Te sientes orgullos de tu humildad?
2.- ¿Crees que eres mejor que los demás?
3.- ¿Te sorprendes a ti mismo criticando a los demás?
4.- ¿Ha pasado más de un día sin que pidas perdón a Dios?
5.- ¿Cuándo lastimas a alguien y te das cuenta. No le dices nada, actúas como si nada hubiese pasado, pero no le pides perdón?
6.- ¿Sientes envidia cuando reconocen a alguien por su trabajo y a ti no?
7.- ¿No te puedes alegrar con la bendición recibida por otros con algo que tú querías?
8.- ¿Necesitas del reconocimiento de los demás para sentirte bien?
9.- ¿Buscas los reflectores o te gusta llamar la atención de los demás con algún estilo en tus ademanes que no proceden de tu personalidad de manera natural?
10.- ¿Te gusta imponer tus ideas sobre las de los demás?
11.- ¿Te desagradan mucho las personas engreídas?
12.- Como cristiano. ¿Cuándo has hecho algo que trae bendición a los demás, piensas que fue por tu habilidad, conocimiento, dones o talentos; sin reconocer a Dios como el merecedor de la gloria?
13.- ¿Crees que eres cristiano porque Dios vio en ti alguna cualidad que desea explotar para su reino o porque hiciste algo de valor ante los ojos de Dios?
14.- ¿Cuándo alguien te pide perdón, le dices que sí porque sabes que debes hacerlo, pero en tu corazón no lo puedes perdonar?
15.- ¿Hay algún pecado que has confesado a Dios pidiendo perdón del que no te sientas perdonado?
16.- ¿Le guardas rencor a alguien?
17.- ¿Te sientes atormentado por algo que sabes está mal, pero no quieres confesarlo?
18.- Cuando pecas y sientes remordimiento. ¿Qué te duele más? ¿Dios y la persona que lastimaste? O ¿Haber caído?
19.- ¿Estás de acuerdo con el siguiente pasaje bíblico?
1 Corintio 1:26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
¿Cómo se puede sanar un corazón orgulloso?
El orgullo es una enfermedad espiritual que solo el Señor Jesucristo puede curar, pero el primer paso es reconocerlo en uno mismo. Dios dice en su palabra:
2 Crónicas 7:14 si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
Lo primero que debe hacerse es humillarse ante Dios reconociendo en oración su mal, pidiendo perdón reconociendo su pecado con la firme convicción de no volverlo hacer y el Señor dice que nos perdonará y sanará:
Proverbios 28:13 El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
1 Juan 1:7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Hay dos clases de orgullosos, el que acepta su mal y la combate y los que la ignoran y le dan hilo suelto sin concientizarse de las consecuencias y todos, repito y quiero ser muy enfático con esto, absolutamente todos la padecemos porque es parte de nuestra naturaleza caída y negarla es abrirle la puerta para que haga a su antojo.
La vida llena del Espíritu, es lo mismo que confesar nuestros pecados en cuanto nos demos cuenta y alejarnos de volverlo hacer.
¿Desde cuando no has confesado a Dios tu pecado? ¿Hasta cuándo vas a pedirle perdón a tu hermano que lo has ofendido lastimado o perjudicado?
Hay quienes pueden humillarse por conveniencia, como el Faraón, qué se humillaba cuando alguna plaga era ya insoportable, pero en cuanto Moisés intercedía por Egipto y el faraón y el Señor la apartaba; el faraón se endurecía y obstinadamente negaba la salida del pueblo de Israel.
El Señor nos advierte:
Proverbios 16:18 Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.
19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios.
El Señor nos recomienda:
Salmo 51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Dios te bendiga.