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Reflexión del día.
#1
Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
Nehemías 1: 4

Nehemías era un hombre de oración. Dependía de Dios y no confiaba en sí mismo.

En el primer capítulo de este libro que lleva su nombre, vemos cuán profundamente le preocupaba el bienestar del pueblo de Dios: había oído hablar de los muros derribados y las puertas quemadas de Jerusalén. 
No solo escuchó este informe, sino que le tocó el corazón. Su sensibilidad le hizo caer de rodillas:y entonces ¡oró! Con humildad, confeso los pecados del pueblo y los suyos propios (versículos 6, 7).

Nehemías comenzó su oración reconociendo la grandeza de Dios (v.5).Con ello, reconocía su propia impotencia, pero también que Dios podía responder ese ruego. Apeló a las promesas de Dios (v. 8 y 9). _A Dios le complace que Su pueblo crea en Su Palabra y confíe en Sus promesas._

De Nehemías podemos sacar la conclusión de que quien depende de Dios también está atento a las necesidades de Su pueblo. Hoy en día, contamos con abundante información, boletines, revistas y otros recursos sobre la obra de Dios.
¿Nos tomamos el tiempo para conocerlas? ¿Nos motiva a orar por ellas? Al hacerlo, reconocemos que confiamos en que Dios cumplirá Sus promesas.

Dios necesita hermanos como Nehemías.  

_Adaptación DHIN _
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