08-05-2025, 10:58 PM
Si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo.
1 Pedro 4: 11
¿Con cuánta frecuencia pensamos que vivimos por fe y confianza en Dios? Pero si nos detenemos un momento y examinamos nuestro corazón, descubriremos cuán a menudo nos centramos en las circunstancias en lugar de en el Señor Jesús.
Una y otra vez decidimos realizar algo que el Señor no nos ha ordenado hacer. Es posible que nuestro deseo sea efectuar algún servicio, aunque Él no nos haya enviado. Presentamos nuestra petición al Señor en oración, pero no recibimos respuesta. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que el Señor quiere que estemos completamente quietos: Él quiere que nos quedemos en paz y permanezcamos donde estamos, esperando Su voluntad.
Por lo tanto, si no recibimos respuesta a nuestras preguntas, no debemos sucumbir al peligro de actuar según el pensamiento humano y preguntarnos: “¿Qué debemos hacer ahora?” Es especialmente importante en estas situaciones, no hacer nada más que "esperar enelSeñor".
El Señor Jesús dará claridad y decisiones correctas para cada situación. Si Él no lo hace, nadie puede hacerlo. Pero si Él da claridad acerca de nuestras inquietudes en el servicio —y seguramente lo hará, si tan sólo lo esperamos con corazón sincero— entonces ya no necesitamos aprobación de nadie.
¿No sucede con bastante frecuencia, que elegimos un camino porque alguien a quien respetamos mucho nos lo ha aconsejado o nos apoya en esa decisió?
....
_Adaptación del original: “Pensamientos”, Mensajero de Salvación, 1882_
1 Pedro 4: 11
¿Con cuánta frecuencia pensamos que vivimos por fe y confianza en Dios? Pero si nos detenemos un momento y examinamos nuestro corazón, descubriremos cuán a menudo nos centramos en las circunstancias en lugar de en el Señor Jesús.
Una y otra vez decidimos realizar algo que el Señor no nos ha ordenado hacer. Es posible que nuestro deseo sea efectuar algún servicio, aunque Él no nos haya enviado. Presentamos nuestra petición al Señor en oración, pero no recibimos respuesta. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que el Señor quiere que estemos completamente quietos: Él quiere que nos quedemos en paz y permanezcamos donde estamos, esperando Su voluntad.
Por lo tanto, si no recibimos respuesta a nuestras preguntas, no debemos sucumbir al peligro de actuar según el pensamiento humano y preguntarnos: “¿Qué debemos hacer ahora?” Es especialmente importante en estas situaciones, no hacer nada más que "esperar enelSeñor".
El Señor Jesús dará claridad y decisiones correctas para cada situación. Si Él no lo hace, nadie puede hacerlo. Pero si Él da claridad acerca de nuestras inquietudes en el servicio —y seguramente lo hará, si tan sólo lo esperamos con corazón sincero— entonces ya no necesitamos aprobación de nadie.
¿No sucede con bastante frecuencia, que elegimos un camino porque alguien a quien respetamos mucho nos lo ha aconsejado o nos apoya en esa decisió?
....
_Adaptación del original: “Pensamientos”, Mensajero de Salvación, 1882_