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3 Milagros de sanidad
#1
Milagros de sanidad
Seguramente fue la sanidad el milagro más operado por Jesús. En Mateo 4:23 leemos: “Recorría Jesús toda Galilea…sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. Notablemente Mateo insiste sobre esto en 9:35; dejando claro que esta práctica era una constante en el ministerio de Jesús. Incluso, Jesús incluyó en esa misión a sus discípulos (10:1).

Las sanidades eran una parte integral del ministerio de Jesús; principalmente durante el primer año. Jesús así lo declaró al leer al profeta Isaías al comienzo de su ministerio público (Lucas 4:17-21). Más tarde, Jesús le señala a Juan el Bautista que las sanidades operadas por él daban prueba de su persona y ministerio (7:18-23).

Además de tantas sanidades no registradas, encontramos en los evangelios que Jesús sanó a personas con fiebre, con lepra, con hemorragia, y con hidropesía. También restauró a personas con la mano seca, con parálisis, con sordera, con ceguera, y con una oreja cortada.

¿Cómo operó Jesús estas sanidades? Si analizamos caso a caso, podemos hacer algunas observaciones interesantes. Pero en el fondo, debemos reconocer que la vida es aún un gran misterio para la ciencia. La ciencia puede identificar qué está vivo y qué está muerto (sea que ha perdido la vida o nunca la tuvo); pero no define a la vida de por sí. Puede comprender cómo funciona un organismo vivo, y puede promover su salud. Pero sin contar con la capacidad del organismo vivo para repararse, la medicina no puede sanar de por sí.

Entonces está allí la respuesta. Jesús no operó como un médico que observa los síntomas y signos; diagnostica la dolencia; identifica las causas; las elimina o revierte; y espera a que el cuerpo reaccione con una mejoría.

Recordemos que Jesús es la vida. Su accionar era opuesto al de un médico. Él proveía la mejoría en el cuerpo, el cual eliminaba o revertía las causas de la dolencia, y en consecuencia cesaban los síntomas y signos.

De todos modos, algunas veces los enfermos necesitaban de una ayuda extra para experimentar su sanidad. La sanidad solo podía ser experimentada por aquellos que tenían fe, y en ocasiones Jesús debió auxiliarlos aún en ese sentido.

Un caso muy hermoso es el de la suegra de Pedro (Mateo 8.14-15; Marcos 1.29-31; Lucas 4.38-39). Para sanarla, Jesús le hizo sentir su amor y cuidado. Se le acercó, tocó su mano, e inclinándose sobre ella reprendió a la fiebre, luego la tomó de la mano y la levantó. En vez de esto, podría haberla sanado desde la otra habitación, con meramente un acto de su voluntad. Pero Jesús optó por teatralizarlo. Jesús la sanó de forma que ella creyese en su sanidad. Por eso reprendió a la fiebre en voz alta.

Muy similar es el caso del sordomudo en Marcos 7:32-35. Esta vez Jesús grita “Efata” y se vale de su saliva. Recuérdese que la saliva se creía poseer propiedades curativas. No que Jesús se valiera de esas propiedades, sino de la creencia en tales. Lo mismo hizo Jesús en 8:23-25; y en Juan 9:6-7.

La mujer que anduvo encorvada por dieciocho años solo se enderezó después que Jesús le explicara que era libre de su enfermedad, y que le pusiera las manos sobre ella (Lucas 13:12-13).

En ocasiones, Jesús tuvo que lidiar con problemas teológicos que obstruían a la fe. Es un concepto muy arraigado en el pensamiento judío que una enfermedad es siempre la consecuencia de un pecado (Juan 9:2). En el caso de Mateo 9:1-8 y sinópticos; el paralítico solo pudo experimentar la sanidad, luego de saberse perdonado de sus pecado (Lucas 5:20). Y aunque no está explicito, es posible que el caso de Juan 5:6-9 fuese similar (versículo 14).

En otros casos había una gran fe presente. Fe principalmente en el enfermo, y fe en el enviado a Jesús, o en quienes lo traían. (Mateo 4.24; 8:2; 5-13, 9:20-22; 9:28-29; 15.30; Marcos 1:32; 10:52; Juan 4:50)

Por el contrario, en otros casos, la fe era sobrepuesta por los resultados evidentes. El doliente se veía clara y obviamente curado y simplemente lo aceptaba (Mateo 12:1-13; Lucas 17:12-14; 22:51).

En todos los casos de sanidad, Jesús actuó por administrar salud. Algunos diccionarios definen “salud” como “falta de enfermedad”. No es esa la definición de la Real Academia Española: “Estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones”. A su vez define a “enfermedad” como: “Alteración más o menos grave de la salud”. Entonces realmente la enfermedad es la falta o disminución de salud.

Jesús siempre proporcionó salud, vitalidad, vida; pero nunca realizó un acto contra la naturaleza. En la naturaleza hay animales que pueden regenerar sus miembros mutilados; pero no lo puede el hombre ni ningún mamífero. Por eso cabe clarificar qué significa cuando leemos que Jesús sanó a un manco (Mateo 15:31).

La palabra griega utilizada por Mateo es “kullos”; significa: lisiado, manco, curvo, cojo, encorvado, contrahecho. Por eso es fácil rebatir el concepto que a aquellos mutilados que habrían perdido una de las manos o brazo, les surgieran nuevos. Mateo, simplemente no dice eso. No obstante, en otros versículos donde Jesús claramente habla de perder una mano (Mateo 18:8), también se utiliza la palabra griega “kullos”. Entonces se entiende porqué los traductores la traducen siempre como “manco”; sin embargo, ese no es necesariamente el significado en 15:31.
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#2
Oscar Goinheix Lehrer escribió:Milagros de sanidad
Seguramente fue la sanidad el milagro más operado por Jesús. En Mateo 4:23 leemos: “Recorría Jesús toda Galilea…sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. Notablemente Mateo insiste sobre esto en 9:35; dejando claro que esta práctica era una constante en el ministerio de Jesús. Incluso, Jesús incluyó en esa misión a sus discípulos (10:1).

Las sanidades eran una parte integral del ministerio de Jesús; principalmente durante el primer año. Jesús así lo declaró al leer al profeta Isaías al comienzo de su ministerio público (Lucas 4:17-21). Más tarde, Jesús le señala a Juan el Bautista que las sanidades operadas por él daban prueba de su persona y ministerio (7:18-23).

Además de tantas sanidades no registradas, encontramos en los evangelios que Jesús sanó a personas con fiebre, con lepra, con hemorragia, y con hidropesía. También restauró a personas con la mano seca, con parálisis, con sordera, con ceguera, y con una oreja cortada.

¿Cómo operó Jesús estas sanidades? Si analizamos caso a caso, podemos hacer algunas observaciones interesantes. Pero en el fondo, debemos reconocer que la vida es aún un gran misterio para la ciencia. La ciencia puede identificar qué está vivo y qué está muerto (sea que ha perdido la vida o nunca la tuvo); pero no define a la vida de por sí. Puede comprender cómo funciona un organismo vivo, y puede promover su salud. Pero sin contar con la capacidad del organismo vivo para repararse, la medicina no puede sanar de por sí.

Entonces está allí la respuesta. Jesús no operó como un médico que observa los síntomas y signos; diagnostica la dolencia; identifica las causas; las elimina o revierte; y espera a que el cuerpo reaccione con una mejoría.

Recordemos que Jesús es la vida. Su accionar era opuesto al de un médico. Él proveía la mejoría en el cuerpo, el cual eliminaba o revertía las causas de la dolencia, y en consecuencia cesaban los síntomas y signos.

De todos modos, algunas veces los enfermos necesitaban de una ayuda extra para experimentar su sanidad. La sanidad solo podía ser experimentada por aquellos que tenían fe, y en ocasiones Jesús debió auxiliarlos aún en ese sentido.

Un caso muy hermoso es el de la suegra de Pedro (Mateo 8.14-15; Marcos 1.29-31; Lucas 4.38-39). Para sanarla, Jesús le hizo sentir su amor y cuidado. Se le acercó, tocó su mano, e inclinándose sobre ella reprendió a la fiebre, luego la tomó de la mano y la levantó. En vez de esto, podría haberla sanado desde la otra habitación, con meramente un acto de su voluntad. Pero Jesús optó por teatralizarlo. Jesús la sanó de forma que ella creyese en su sanidad. Por eso reprendió a la fiebre en voz alta.

Muy similar es el caso del sordomudo en Marcos 7:32-35. Esta vez Jesús grita “Efata” y se vale de su saliva. Recuérdese que la saliva se creía poseer propiedades curativas. No que Jesús se valiera de esas propiedades, sino de la creencia en tales. Lo mismo hizo Jesús en 8:23-25; y en Juan 9:6-7.

La mujer que anduvo encorvada por dieciocho años solo se enderezó después que Jesús le explicara que era libre de su enfermedad, y que le pusiera las manos sobre ella (Lucas 13:12-13).

En ocasiones, Jesús tuvo que lidiar con problemas teológicos que obstruían a la fe. Es un concepto muy arraigado en el pensamiento judío que una enfermedad es siempre la consecuencia de un pecado (Juan 9:2). En el caso de Mateo 9:1-8 y sinópticos; el paralítico solo pudo experimentar la sanidad, luego de saberse perdonado de sus pecado (Lucas 5:20). Y aunque no está explicito, es posible que el caso de Juan 5:6-9 fuese similar (versículo 14).

En otros casos había una gran fe presente. Fe principalmente en el enfermo, y fe en el enviado a Jesús, o en quienes lo traían. (Mateo 4.24; 8:2; 5-13, 9:20-22; 9:28-29; 15.30; Marcos 1:32; 10:52; Juan 4:50)

Por el contrario, en otros casos, la fe era sobrepuesta por los resultados evidentes. El doliente se veía clara y obviamente curado y simplemente lo aceptaba (Mateo 12:1-13; Lucas 17:12-14; 22:51).

En todos los casos de sanidad, Jesús actuó por administrar salud. Algunos diccionarios definen “salud” como “falta de enfermedad”. No es esa la definición de la Real Academia Española: “Estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones”. A su vez define a “enfermedad” como: “Alteración más o menos grave de la salud”. Entonces realmente la enfermedad es la falta o disminución de salud.

Jesús siempre proporcionó salud, vitalidad, vida; pero nunca realizó un acto contra la naturaleza. En la naturaleza hay animales que pueden regenerar sus miembros mutilados; pero no lo puede el hombre ni ningún mamífero. Por eso cabe clarificar qué significa cuando leemos que Jesús sanó a un manco (Mateo 15:31).

La palabra griega utilizada por Mateo es “kullos”; significa: lisiado, manco, curvo, cojo, encorvado, contrahecho. Por eso es fácil rebatir el concepto que a aquellos mutilados que habrían perdido una de las manos o brazo, les surgieran nuevos. Mateo, simplemente no dice eso. No obstante, en otros versículos donde Jesús claramente habla de perder una mano (Mateo 18:8), también se utiliza la palabra griega “kullos”. Entonces se entiende porqué los traductores la traducen siempre como “manco”; sin embargo, ese no es necesariamente el significado en 15:31.

Oscar, ésta afirmación tuya me ha llamado la atención:

"Jesús siempre proporcionó salud, vitalidad, vida; pero nunca realizó un acto contra la naturaleza."

Me pregunto: ¿qué puede ser más contra la naturaleza que resucitar un muerto putrefacto de cuatro días como Lázaro?

Aparte y por definición, milagro es:

1. m. Hecho no explicable por las leyes naturales
DRAE

es decir CONTRA la naturaleza.

Roberto
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#3
Hola Hermanos:
Aquí os dejo el enlace para descargar gratis el libro MILAGROS HOY , de JOSE LUIS SANCHEZ RELOVA , MEDICO y CRISTIANO. Habla sobre todos y cada uno de los milagros de salud.

http://es.calameo.com/books/00187483736d8fbdb107b

Un abrazo muy fuerte
Dios os bendiga.
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#4
Creo que logro entender lo que trata de expresar Oscar:
es que Jesucristo al efectuar sus milagros, las creaciones obedecieron la voz de su creador cuando le dijo al endemoniado levántate y anda, cada parte de las creaciones individuales que existen en su cuerpo obedecieron a la voz de su creador y cambiaron de un estado que no funcionaba a ser sano. es un milagro!!, si lo es.



rmep escribió:
Oscar Goinheix Lehrer escribió:Milagros de sanidad
Seguramente fue la sanidad el milagro más operado por Jesús. En Mateo 4:23 leemos: “Recorría Jesús toda Galilea…sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. Notablemente Mateo insiste sobre esto en 9:35; dejando claro que esta práctica era una constante en el ministerio de Jesús. Incluso, Jesús incluyó en esa misión a sus discípulos (10:1).

Las sanidades eran una parte integral del ministerio de Jesús; principalmente durante el primer año. Jesús así lo declaró al leer al profeta Isaías al comienzo de su ministerio público (Lucas 4:17-21). Más tarde, Jesús le señala a Juan el Bautista que las sanidades operadas por él daban prueba de su persona y ministerio (7:18-23).

Además de tantas sanidades no registradas, encontramos en los evangelios que Jesús sanó a personas con fiebre, con lepra, con hemorragia, y con hidropesía. También restauró a personas con la mano seca, con parálisis, con sordera, con ceguera, y con una oreja cortada.

¿Cómo operó Jesús estas sanidades? Si analizamos caso a caso, podemos hacer algunas observaciones interesantes. Pero en el fondo, debemos reconocer que la vida es aún un gran misterio para la ciencia. La ciencia puede identificar qué está vivo y qué está muerto (sea que ha perdido la vida o nunca la tuvo); pero no define a la vida de por sí. Puede comprender cómo funciona un organismo vivo, y puede promover su salud. Pero sin contar con la capacidad del organismo vivo para repararse, la medicina no puede sanar de por sí.

Entonces está allí la respuesta. Jesús no operó como un médico que observa los síntomas y signos; diagnostica la dolencia; identifica las causas; las elimina o revierte; y espera a que el cuerpo reaccione con una mejoría.

Recordemos que Jesús es la vida. Su accionar era opuesto al de un médico. Él proveía la mejoría en el cuerpo, el cual eliminaba o revertía las causas de la dolencia, y en consecuencia cesaban los síntomas y signos.

De todos modos, algunas veces los enfermos necesitaban de una ayuda extra para experimentar su sanidad. La sanidad solo podía ser experimentada por aquellos que tenían fe, y en ocasiones Jesús debió auxiliarlos aún en ese sentido.

Un caso muy hermoso es el de la suegra de Pedro (Mateo 8.14-15; Marcos 1.29-31; Lucas 4.38-39). Para sanarla, Jesús le hizo sentir su amor y cuidado. Se le acercó, tocó su mano, e inclinándose sobre ella reprendió a la fiebre, luego la tomó de la mano y la levantó. En vez de esto, podría haberla sanado desde la otra habitación, con meramente un acto de su voluntad. Pero Jesús optó por teatralizarlo. Jesús la sanó de forma que ella creyese en su sanidad. Por eso reprendió a la fiebre en voz alta.

Muy similar es el caso del sordomudo en Marcos 7:32-35. Esta vez Jesús grita “Efata” y se vale de su saliva. Recuérdese que la saliva se creía poseer propiedades curativas. No que Jesús se valiera de esas propiedades, sino de la creencia en tales. Lo mismo hizo Jesús en 8:23-25; y en Juan 9:6-7.

La mujer que anduvo encorvada por dieciocho años solo se enderezó después que Jesús le explicara que era libre de su enfermedad, y que le pusiera las manos sobre ella (Lucas 13:12-13).

En ocasiones, Jesús tuvo que lidiar con problemas teológicos que obstruían a la fe. Es un concepto muy arraigado en el pensamiento judío que una enfermedad es siempre la consecuencia de un pecado (Juan 9:2). En el caso de Mateo 9:1-8 y sinópticos; el paralítico solo pudo experimentar la sanidad, luego de saberse perdonado de sus pecado (Lucas 5:20). Y aunque no está explicito, es posible que el caso de Juan 5:6-9 fuese similar (versículo 14).

En otros casos había una gran fe presente. Fe principalmente en el enfermo, y fe en el enviado a Jesús, o en quienes lo traían. (Mateo 4.24; 8:2; 5-13, 9:20-22; 9:28-29; 15.30; Marcos 1:32; 10:52; Juan 4:50)

Por el contrario, en otros casos, la fe era sobrepuesta por los resultados evidentes. El doliente se veía clara y obviamente curado y simplemente lo aceptaba (Mateo 12:1-13; Lucas 17:12-14; 22:51).

En todos los casos de sanidad, Jesús actuó por administrar salud. Algunos diccionarios definen “salud” como “falta de enfermedad”. No es esa la definición de la Real Academia Española: “Estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones”. A su vez define a “enfermedad” como: “Alteración más o menos grave de la salud”. Entonces realmente la enfermedad es la falta o disminución de salud.

Jesús siempre proporcionó salud, vitalidad, vida; pero nunca realizó un acto contra la naturaleza. En la naturaleza hay animales que pueden regenerar sus miembros mutilados; pero no lo puede el hombre ni ningún mamífero. Por eso cabe clarificar qué significa cuando leemos que Jesús sanó a un manco (Mateo 15:31).

La palabra griega utilizada por Mateo es “kullos”; significa: lisiado, manco, curvo, cojo, encorvado, contrahecho. Por eso es fácil rebatir el concepto que a aquellos mutilados que habrían perdido una de las manos o brazo, les surgieran nuevos. Mateo, simplemente no dice eso. No obstante, en otros versículos donde Jesús claramente habla de perder una mano (Mateo 18:8), también se utiliza la palabra griega “kullos”. Entonces se entiende porqué los traductores la traducen siempre como “manco”; sin embargo, ese no es necesariamente el significado en 15:31.

Oscar, ésta afirmación tuya me ha llamado la atención:

"Jesús siempre proporcionó salud, vitalidad, vida; pero nunca realizó un acto contra la naturaleza."

Me pregunto: ¿qué puede ser más contra la naturaleza que resucitar un muerto putrefacto de cuatro días como Lázaro?

Aparte y por definición, milagro es:

1. m. Hecho no explicable por las leyes naturales
DRAE

es decir CONTRA la naturaleza.

Roberto
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#5
Roberto: ninguna ley está por sobre las leyes naturales que se han dado, que han sido establecidas desde el principio, Jesucristo no traspasó ninguna ley, solo, las creaciones obedecieron. Dios, Jesucristo no pueden estar por sobre la ley ellos también están sujetos a leyes. por esa razón es Dios es Obediente, sino dejaría de serlo. Simple, creo que Oscar quizás no supo exponerlo bien pero para los que estudiamos y tratamos de comprender la naturaleza de las leyes comprendemos mejor. TODOS debemos recordar que Dios ni Jesucristo no son una especie de magos o hechiceros. Son Dioses sujetos a leyes que no comprendemos en su totalidad y que en algún momento se nos será revelado. por el momento las creaciones obedecen a su creador = Milagro.

Ejemplo simple: Cuando una persona que ha cometido muchos errores en su vida y en un momento decide arrepentirse es perdonado por Dios y se bautiza y recibe el don del espíritu santo, Este ..¿ no es un milagro? a caso ¿ no obedeció a la voz de su creador?.

buen tema.

juan carlos

Oscar, ésta afirmación tuya me ha llamado la atención:

"Jesús siempre proporcionó salud, vitalidad, vida; pero nunca realizó un acto contra la naturaleza."

Me pregunto: ¿qué puede ser más contra la naturaleza que resucitar un muerto putrefacto de cuatro días como Lázaro?

Aparte y por definición, milagro es:

1. m. Hecho no explicable por las leyes naturales
DRAE

es decir CONTRA la naturaleza.

Roberto
[/quote]
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#6
Hola:
para mi un milagro es un adelanto del Cielo en el tiempo. Y ocurre en un lugar y en un momento en el que los que están ya no viven en la fe sinó en la realidad.
  Responder
#7
No entiendo tu creencia... como es eso de adelanto..no entiendo.. no vivir en fe, mmm esta encontra de todo lo que he aprendido ... por fe actuamos todos... lo únicos que no actúan por fe son los que han visto. ellos tiene la certeza. explica tu concepto no lo entiendo... en las escrituras no sale nada parecido, capaz si lo explicas lo enteremos.

juan carlos

joao luis escribió:Hola:
para mi un milagro es un adelanto del Cielo en el tiempo. Y ocurre en un lugar y en un momento en el que los que están ya no viven en la fe sinó en la realidad.
  Responder
#8
A ver...:
Lo que digo es que el reino de los cielos está ya aquí, entre nosotros. Nosotros vivimos por la fe, ciertamente, pero la fe en el cielo no existirá pues es ya una certeza.
Por ello, digo que un milagro para mi, es un adelanto en el tiempo del cielo que un día disfrutaremos. Pero en el cielo (según S. Pablo) no hay fe pues ya todo es certeza.
San Pablo dice que de las tres virtudes fe, esperanza y caridad, sólo prevalecerá en el Cielo la caridad.
Por tanto el milagro es un aquí y ahora del CIELO. Y no rompe las leyes ni naturales ni espirituales pues un milagro es la sanación del hombre o de la naturaleza , como un adelanto a la sanación-salvación que ocurrirá en el Cielo, donde todos estaremos sanos y seremos un nuevo cuerpo (sano) y una nueva Tierra (sana).
Espero amigo mío haberte aclarado algo más.
Un abrazo muy fuerte a todos.
  Responder
#9
Joao Luis: gracias por la aclaración y se respeta tu posición, Reino de los cielos = Iglesia , Para ti Cielo = vivir con Dios, doctrinalmente y solicitando la ayuda de las escrituras la expresión debería ser Reino Celestial el cual está divido en 3 "cielos". Estúdiate 1 Corintios 15 completo y sigue las concordancias si es que las tiene tu biblia hay algunas que no las traen y si tienes alguna duda me escribes y trataré de aclarar. En el cielo lo mas probable continúen los milagros pero no como los que conocemos ahora y quizás no les llamaremos milagros como tal, y voy a ir un poco mas allá, y disculpen que lo haga mi afán es solo tratar de entender un poco mejor las escrituras. Mi visión es que cuando estemos en la presencia de nuestro padre presenciaremos milagros como el de la creación de nuevos mundos y otro tipo de creaciones ya conocidas, y otros tipos de milagros ( obediencia a la voz del creador ).

lo de la fe está correcto, nada que decir.

si en parte estoy de acuerdo en lo que tratas de explicar, me incomoda la forma como me la explicas, pero está bien, creo que no hay error en lo profundo de tus palabras.
muy bien, gracias por la charla, estuvo muy educativa, abrazos

Juan Carlos


joao luis escribió:A ver...:
Lo que digo es que el reino de los cielos está ya aquí, entre nosotros. Nosotros vivimos por la fe, ciertamente, pero la fe en el cielo no existirá pues es ya una certeza.
Por ello, digo que un milagro para mi, es un adelanto en el tiempo del cielo que un día disfrutaremos. Pero en el cielo (según S. Pablo) no hay fe pues ya todo es certeza.
San Pablo dice que de las tres virtudes fe, esperanza y caridad, sólo prevalecerá en el Cielo la caridad.
Por tanto el milagro es un aquí y ahora del CIELO. Y no rompe las leyes ni naturales ni espirituales pues un milagro es la sanación del hombre o de la naturaleza , como un adelanto a la sanación-salvación que ocurrirá en el Cielo, donde todos estaremos sanos y seremos un nuevo cuerpo (sano) y una nueva Tierra (sana).
Espero amigo mío haberte aclarado algo más.
Un abrazo muy fuerte a todos.
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