11-11-2016, 01:50 PM
A los amigos del grupo cristianos: Para reflexionar...(11-13/11/16)
Una Luz Incomparable
"Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas" (Juan 12:46).
Alfredo era un hombre muy nervioso. Tenía manía de persecución, no veía nada de bueno en su vida y en todo momento se asustaba. Cierto día, en una tienda, no conseguía comprar nada y se mostraba inquieto e inseguro. El vendedor, percibiendo su estado, le preguntó si se estaba sintiendo mal. Alfredo dijo que aquello era normal en su vida. Dijo que no tenía paz y siempre tenía pesadillas con la obscuridad. "Tengo miedo hasta de dormir", confesó él. El vendedor, que no era médico ni psiquiatra, le sugirió: "Si su problema es la obscuridad y eso lo pone tan nervioso, ¿por que no busca la luz? ¿por qué no busca un encuentro con Jesus? No hay luz mayor en todo el mundo."
La obscuridad nos deja más que nerviosos, más que inquietos, más que malhumorados. Ella nos deja inseguros, perdidos y sin salvación. Y la mejor medicina para la obscuridad es acabar con ella. ¡Y solo acabamos con la obscuridad ¡cuándo la luz llega! Y la luz perfecta es Jesus Cristo. Es nuestra Luz y no necesitamos pagar la cuenta de energía. ¡Aleluya! Si estamos sin rumbo es necesario encontrar el Camino; si estamos nerviosos necesitamos paz; si las tinieblas nos amedrentan, la luz de Cristo es el bálsamo de nuestra tranquilidad. Acabe con las sombras en su vida. Reciba la Luz en su corazón.
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Paulo Barbosa Un ciego en el Internet
paulobarbosa@ministeriopararefletir.com.br Ministerio Para Reflexionar - 20 años de bendiciones
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Enviado por: "Paulo Barbosa" <paulobarbosa.pararefletir02@gmail.com>
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"Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas" (Juan 12:46).
Alfredo era un hombre muy nervioso. Tenía manía de persecución, no veía nada de bueno en su vida y en todo momento se asustaba. Cierto día, en una tienda, no conseguía comprar nada y se mostraba inquieto e inseguro. El vendedor, percibiendo su estado, le preguntó si se estaba sintiendo mal. Alfredo dijo que aquello era normal en su vida. Dijo que no tenía paz y siempre tenía pesadillas con la obscuridad. "Tengo miedo hasta de dormir", confesó él. El vendedor, que no era médico ni psiquiatra, le sugirió: "Si su problema es la obscuridad y eso lo pone tan nervioso, ¿por que no busca la luz? ¿por qué no busca un encuentro con Jesus? No hay luz mayor en todo el mundo."
La obscuridad nos deja más que nerviosos, más que inquietos, más que malhumorados. Ella nos deja inseguros, perdidos y sin salvación. Y la mejor medicina para la obscuridad es acabar con ella. ¡Y solo acabamos con la obscuridad ¡cuándo la luz llega! Y la luz perfecta es Jesus Cristo. Es nuestra Luz y no necesitamos pagar la cuenta de energía. ¡Aleluya! Si estamos sin rumbo es necesario encontrar el Camino; si estamos nerviosos necesitamos paz; si las tinieblas nos amedrentan, la luz de Cristo es el bálsamo de nuestra tranquilidad. Acabe con las sombras en su vida. Reciba la Luz en su corazón.
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