26-03-2013, 04:07 PM
Claro, Salomé, pero nada en el pasaje que citas tiene que ver con la Iglesia del Señor. Observa que Abraham no le dio a Melquisedec ningún diezmo de sus bienes propios sino de los despojos de guerra, de los que, en definitiva, tampoco tomó nada para él.
No hay ninguna enseñanza para la Iglesia del Señor que imponga a los creyentes el diezmo como obligación.
El Concilio de Trento impuso el diezmo obligatorio a los fieles de la iglesia católica, so pena de excomulgar a quienes no lo dieran, y esa herejía se extendió luego a otros grupos cristianos que la adoptaron para sí.
Sabemos que las Escrituras distinguen apropiadamente el acto de ofrendar como un "servicio para los santos", utilizando indistintamente términos como: "ofrenda", "socorro", "donativo", "contribución", "ministración para los santos", etc. (nunca "diezmo")
Entonces, el creyente no debe ofrendar simplemente por acatar un mandato obligatorio, sino que lo hace impulsado por la gracia que Dios le concede para dar. Toda contribución forzada carece de valor genuino, más allá de su cuantía material, porque: "Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre"(2ª Cor. 9:7)
Un saludo fraternal
Heriberto .
No hay ninguna enseñanza para la Iglesia del Señor que imponga a los creyentes el diezmo como obligación.
El Concilio de Trento impuso el diezmo obligatorio a los fieles de la iglesia católica, so pena de excomulgar a quienes no lo dieran, y esa herejía se extendió luego a otros grupos cristianos que la adoptaron para sí.
Sabemos que las Escrituras distinguen apropiadamente el acto de ofrendar como un "servicio para los santos", utilizando indistintamente términos como: "ofrenda", "socorro", "donativo", "contribución", "ministración para los santos", etc. (nunca "diezmo")
Entonces, el creyente no debe ofrendar simplemente por acatar un mandato obligatorio, sino que lo hace impulsado por la gracia que Dios le concede para dar. Toda contribución forzada carece de valor genuino, más allá de su cuantía material, porque: "Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre"(2ª Cor. 9:7)
Un saludo fraternal
Heriberto .