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Las Doctrinas Bíblicas no son negociables (3)
#1
4. LA SALVACIÓN POR GRACIA

La doctrina de la salvación por gracia, sin obras, es muy importante. Probablemente es la doctrina más distorsionada entre los propios evangélicos. Con frecuencia escuchamos a predicadores con muy buenos mensajes sobre al amor de Dios, su gracia inmerecida y admirable. ¡Uno los escucha y casi quisiera saltar de gozo al oír de todo lo que Dios ha provisto para el pecador! Pero, segundos después, como remache a tan elocuente mensaje, le presentan al pecador algunos textos totalmente fuera de contexto para decirles. . . “Pero deben exhibir pruebas de que son salvos. . . Deben tener frutos, porque ‘
por sus frutos los conoceréis’ ”.

¿Cómo puede un pecador entender semejante laberinto de palabras que a nada conducen, excepto a una completa confusión? ¡Seamos claros! Si somos salvos por la gracia Divina, entonces no hay obras que puedan ayudarnos en la salvación. Si se trata de obras para la salvación, aunque no sea más que para “probar esa salvación”, entonces no debemos mezclar la gracia Divina, porque de todos modos estaríamos tratando de demostrar nuestra salvación por medio de ciertos “frutos”.


Usted ya sabe que un texto fuera de contexto es puro pretexto. Es probable que en ninguna otra doctrina hay más pretexto “para probar que uno no es salvo”, que en esto de la gracia versus obras. Hay quienes dicen que la salvación es por la gracia Divina, pero que la prueba verdadera de que uno es salvo son las obras, porque la gracia debe ser justificada. Pero ¿Qué es la gracia Divina? Si lee un diccionario o un comentario bíblico, encontrará que explican ampliamente el término por su mismo significado.


El vocablo griego que se traduce como gracia Divina es “caris”, y quiere decir “un don otorgado por pura benevolencia”. La palabra “caris” expresa varias ideas distintas en la cultura griega, dependiendo del contexto en que se encuentre: Habla de la actitud de un hombre o un dios para inclinarse a actuar con benevolencia. También señala el favor mismo que esa actitud concede. Apunta hacia la belleza que se produce en el donante como consecuencia de ambas cosas. Se usa también para indicar la gratitud por el don recibido. En términos étnico-jurídicos, los griegos usaban la palabra para significar condonación de una deuda, o cuando se le perdona la vida a alguien. La palabra “caris” aparece 136 veces en el Nuevo Testamento, encontrándose 105 veces en las Epístolas de Pablo.

El Nuevo Diccionario Bíblico, dice en parte: “El apóstol usa el término para expresar el concepto de la acción decisiva que Dios realizó al buscar la salvación del hombre por medio de la encarnación y muerte de su Hijo. Este concepto lo contrapone al del intento humano de buscar la salvación por medio de las obras de la ley. Al hacer esto va poniendo uno frente a los otros, dos grupos de ideas: Por un lado - la gracia de Dios, el don, la justicia de Dios, la fe, la sobreabundancia, el evangelio, la elección. Por el otro, la ley, la idea de recompensa (para la salvación), el pecado, las obras, la justificación propia, la jactancia, la sabiduría carnal y cosas similares. El resultado final siempre apunta a enfatizar que la salvación es obra de Dios y que la iniciativa no puede surgir del hombre muerto en sus delitos y pecados”.

• En la gracia las obras no cuentan para la salvación ni para continuar siendo salvo.


• En la gracia la salvación comienza con Dios, continúa con Dios y termina con Dios.


• En la gracia la salvación es una obra divina consumada.


Al ser salvo, lo es por la eternidad, porque la garantía de la salvación por la gracia Divina, descansa, no en la persona del salvo, sino en el Salvador del pecador. Cualquiera que cree que uno puede ser salvo hoy, pero mañana puede perder su salvación, tal persona en realidad no cree en la gracia salvadora, porque en tal caso la gracia estaría sujeta a la conducta del salvo. Las obras no tienen lugar alguno en lo que a salvación se refiere, pero sí tienen un amplio campo de acción en la conducta del ya salvo por la gracia. Las obras no garantizan ni prueban que uno es, o no es salvo. Solamente la gracia lo prueba todo.


En la Biblia encontramos muchas Escrituras que así lo declaran, dice por ejemplo Romanos 3:22b-25: 
"... Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados".

Pero... ¿Qué es propiciación? Es el acto mediante el cual se apacigua, se elimina la ira de Dios, o se obtiene su favor. Nuestro Señor Jesucristo hizo justamente esto. Apaciguó y hasta eliminó la ira de Dios, al ofrecerse para sufrir el castigo en nuestro lugar. 


• 
"Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad..." Mas Dios puso al Señor Jesucristo "como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados" (Ro. 1:18; 3:25).

• 
"Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo... En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados" (1 Jn. 2:2; 4:10).

Nuestro Señor Jesucristo, mediante su sacrificio en la cruz, al derramar su sangre y dar su vida por nosotros, apaciguó la ira de Dios en nuestra contra. Esto hace que la gracia salvadora sea algo completamente divino y no humano. Nadie jamás será salvo por otro medio que no sea la gracia de Dios. ¡O acepta la gracia, o se pierde eternamente! Dios no acepta menos que una vida absolutamente perfecta sin pecado, sin mancha, completamente pura. 
"El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo" (1 Jn. 2:6).

Pero... ¿Anda usted como Él anduvo? ¿Vive como vivió el Señor Jesucristo sin cometer un solo pecado? ¿No ha vuelto a tener más un deseo que pudiera ser pecaminoso? ¿No ofende ya a nadie sin causa? ¿Es discípulo de nuestro Señor? Pero... ¿Cómo vivió el Señor su vida terrenal todo el tiempo, desde que nació hasta su muerte? 
"El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas" (1 P. 2:22-25).
 
• Con su muerte el Señor satisfizo la justicia divina.


• Con su sacrificio ocupó nuestro lugar.


• Mediante su obra expiatoria nos hizo perfectos para siempre.


• Por la entrega voluntaria de su vida el pecador es perdonado y salvo por la eternidad.


• Fue acusado, condenado, juzgado y sufrió una muerte ignominiosa en lugar de cada uno de nosotros.


• Con su sacrificio nos abrió la puerta de la salvación, mediante la fe en Él y en su obra eterna.

 Por esta razón, cuando los impíos sean juzgados, no serán castigados por lo malo que hicieron y los muchos pecados que cometieron, sino por lo que hicieron con Cristo.

De la misma manera seremos salvos, no por lo bien que nos conducimos ni siquiera después de ser salvos, sino por la vida que el Señor Jesucristo vivió en nuestro lugar. ¡Esto es gracia Divina, gracia Admirable! 
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Ef. 2:8,9). ¡LA Gracia Divina NO ES NEGOCIABLE!

El Acuerdo de Jerusalén

En los días cuando la iglesia comenzaba a desarrollarse, uno de los problemas era que los gentiles comenzaban a unirse a la misma. Hasta entonces todos los que integraban la iglesia eran judíos. La cuestión era "¿Qué debemos requerirles a los gentiles que se han entregado al Señor y se están uniendo a la Iglesia? ¿Debemos exigirles que se sometan a ciertos ritos judaicos o no?" Como casi siempre es el caso, había dos opiniones. Unos decían que sí, que debían someterse a la Ley a fin de conformar una sola iglesia entre judíos y gentiles. Mientras que el otro grupo decía que no, que ya no eran necesarios tales ritos. Esto fue lo que decidieron: "Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos" (Hch. 15:10,11).
Estas palabras salieron de labios de Pedro, quien ya había tenido contacto con los gentiles y había recibido pruebas claras de que Dios no discrimina y que tanto unos como otros, eran salvos por la gracia del Señor Jesús: "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres... Para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna" (Tit. 2:11; 3:7).
Pero, ¿cómo puede alguien saber si está en su gracia? Si cree que sus obras cuentan para su propia salvación, está equivocado. Si cree que las obras "complementan o completan la salvación", no conoce la gracia Divina, ni la salvación por gracia. De igual manera si está convencido de que para ser salvo tiene que guardar algunas cosas de la antigua Ley Mosaica, tal como el sábado, o cualquier otro día específico de la semana, no comer tal o cual cosa, someterse a tales o cuales ritos o ceremonias, etc., entonces no tiene la menor idea de qué es la salvación por gracia.
Al hablar de la salvación nos estamos refiriendo a la obra de Cristo, no a las obras del pecador. El pecador no puede hacer nada, mucho menos abrir puertas en favor de su salvación. Las obras tienen su lugar, deben seguir a la OBRA hecha por Cristo mediante su muerte expiatoria por nosotros. Inmediatamente después del clásico pasaje bíblico sobre la salvación por gracia en Efesios 2:8 y 9, el apóstol dice que cuando somos salvos por su gracia, "... Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Ef. 2:10).

Para ser salvo no se necesitan las obras, sólo la Obra de Cristo Jesús. 
"Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado" (Jn. 6:28,29). ¡Qué pregunta y qué respuesta la del Señor! Los judíos le preguntaron sobre "las obras", en plural. Pero él les contestó que lo único que necesitaban para la salvación era la "OBRA". Es decir, creer "en el que Él ha enviado". Una vez que somos salvos por gracia, no sólo podemos, sino que debemos dar frutos de buenas obras.

(ContInuará)
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#2
En realidad no entiendo nada.
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#3
Hola Edison: ¿Tan difícil es entender que somos salvos por la fe y no por obras?  ¿Qué es lo que no entiendes? ¿Podemos renunciar a la doctrina en aras del ecumenismo?  Por favor expláyate un poco más sobre tu dilema...
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#4
Heriberto, el artículo es de tu autoría?
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#5
Cuando finalice de publicarlo mencionaré los créditos. No es de mi autoría. No obstante, puedes formular tus observaciones sobre lo que no entiendes...
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#6
(01-06-2017, 10:57 AM)Heriberto escribió: Hola Edison: ¿Tan difícil es entender que somos salvos por la fe y no por obras?  ¿Qué es lo que no entiendes? ¿Podemos renunciar a la doctrina en aras del ecumenismo?  Por favor expláyate un poco más sobre tu dilema...

Esto es lo que no entendí:

 “Pero deben exhibir pruebas de que son salvos. . . Deben tener frutos, porque ‘por sus frutos los conoceréis’ ”.
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#7
Hola Edison:

Repasemos en el párrafo completo:
La doctrina de la salvación por gracia, sin obras, es muy importante. Probablemente es la doctrina más distorsionada entre los propios evangélicos. Con frecuencia escuchamos a predicadores con muy buenos mensajes sobre al amor de Dios, su gracia inmerecida y admirable. ¡Uno los escucha y casi quisiera saltar de gozo al oír de todo lo que Dios ha provisto para el pecador! Pero, segundos después, como remache a tan elocuente mensaje, le presentan al pecador algunos textos totalmente fuera de contexto para decirles. . . “Pero deben exhibir pruebas de que son salvos. . . Deben tener frutos, porque ‘por sus frutos los conoceréis’ ”.

El autor está defendiendo la doctrina de la salvación sin obras, y afirma que es muy importante. Luego refiere que esa doctrina está siendo distorsionada entre los mismos "evangélicos". Es decir, la doctrina es correcta e importante, pero hay quienes la distorsionan agregándole "obras" para la salvación.  A continuación, el autor escribe que hay predicadores que entregan buenos mensajes, pero que, al final, insólitamente, agregan la exigencia de las buenas obras como pruebas de la salvación de los que creen. Tales predicadores, indebidamente sacan de contexto las palabras del Señor Jesús: "por sus frutos los conoceréis" y las aplican sin ton ni son al nuevo convertido, como una verdadera carga, que implica confirmar por obras la salvación. 

Ahora, la cuestión no es la negación del fruto del Espíritu en el creyente, que es consecuencia de su nuevo nacimiento. Pero es incorrecto pretender hacer obras por esfuerzo propio para demostrar y perfeccionar la salvación. En realidad, esa actitud estaría negando la operación de la gracia de Dios, manifestada a través de la única obra perfecta y necesaria, la  de nuestro Salvador, muriendo en la cruz por nuestros pecados, y resucitando triunfalmente para nuestra justificación. 

No se si habré sido suficientemente claro, pero si tienes alguna observación no dudes en formularla.

Un abrazo, querido hermano!  

Heriberto
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