13-06-2013, 11:52 AM
“SI ALGUNO QUIERE VENIR EN POS DE MÍ, NIÉGUESE A SÍ MISMO…” Mateo 16:24b
¿Eres un Pastor que se rinde totalmente a Dios?
Rendirse totalmente demanda un precio que muchos de nosotros no queremos pagar porque eso significa:
(a) dejar a un lado nuestros propios planes;
(b) entregar nuestro deseo de controlar o bien el procedimiento o bien el resultado;
© dejar nuestra necesidad de aprobación. Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de Mí,niéguese a sí mismo y tome su cruz” (Mateo 16:24b). Las cruces se hicieron para morir en ellas, ¡y lo que tenemos que crucificar a diario es nuestro EGO!
Un predicador famoso tuvo una vez esta conversación con Dios:
Dios dijo: “He visto tu ministerio; ¿no te gustaría ver el Mío?” “¿Qué tengo que hacer?”, respondió el predicador. “Devuélveme Mi
congregación”, dijo Dios. “Pero Señor, si ya es Tu congregación”, añadió. “No”, replicó Dios. “Tú decides cuando empieza y acaba el
servicio. Y lo peor de todo es que controlas todo lo que ocurre en el mismo. Y hasta la llamas ‘mi congregación’.” Acto seguido, el
predicador cayó de rodillas y oró: “Señor, a partir de este día, ya no es mi congregación sino la Tuya y no mi ministerio sino el Tuyo.
Enséñame lo que Tú puedes hacer, porque lo mejor mío no da la talla ni con mucho.”
La ilusión de independencia es tan vieja como el mismo Adán:
Es el deseo de ser importante por nuestros propios medios. Todos tenemos que llegar a comprender que no podemos ni siquiera respirar,pensar ni hacer nada que merezca la pena, ¡sin Dios! Escucha el versículo, expresado de otra forma: “Si alguno quiere seguirme, tiene que renegar su ego y dejarme conducir; tú no eres el que va al volante, sino Yo” (Mateo 16:24).
¿Eres un Pastor que se rinde totalmente a Dios?
Rendirse totalmente demanda un precio que muchos de nosotros no queremos pagar porque eso significa:
(a) dejar a un lado nuestros propios planes;
(b) entregar nuestro deseo de controlar o bien el procedimiento o bien el resultado;
© dejar nuestra necesidad de aprobación. Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de Mí,niéguese a sí mismo y tome su cruz” (Mateo 16:24b). Las cruces se hicieron para morir en ellas, ¡y lo que tenemos que crucificar a diario es nuestro EGO!
Un predicador famoso tuvo una vez esta conversación con Dios:
Dios dijo: “He visto tu ministerio; ¿no te gustaría ver el Mío?” “¿Qué tengo que hacer?”, respondió el predicador. “Devuélveme Mi
congregación”, dijo Dios. “Pero Señor, si ya es Tu congregación”, añadió. “No”, replicó Dios. “Tú decides cuando empieza y acaba el
servicio. Y lo peor de todo es que controlas todo lo que ocurre en el mismo. Y hasta la llamas ‘mi congregación’.” Acto seguido, el
predicador cayó de rodillas y oró: “Señor, a partir de este día, ya no es mi congregación sino la Tuya y no mi ministerio sino el Tuyo.
Enséñame lo que Tú puedes hacer, porque lo mejor mío no da la talla ni con mucho.”
La ilusión de independencia es tan vieja como el mismo Adán:
Es el deseo de ser importante por nuestros propios medios. Todos tenemos que llegar a comprender que no podemos ni siquiera respirar,pensar ni hacer nada que merezca la pena, ¡sin Dios! Escucha el versículo, expresado de otra forma: “Si alguno quiere seguirme, tiene que renegar su ego y dejarme conducir; tú no eres el que va al volante, sino Yo” (Mateo 16:24).