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Las Doctrinas Bíblicas no son negociables (5)
#1
5. LA ESTRUCTURA DE LA IGLESIA

¿Por qué la iglesia cristiana no tiene sacerdotes ni jerarquía ni liturgias ni sacrificios que ofrecer ni nada de eso? Toda iglesia verdaderamente cristiana, tendrá entre sus líderes pastores, ancianos, diáconos, evangelistas y otros hermanos que pueden ser maestros.

La diferencia estriba en que el modelo de la Iglesia Cristiana es tomado de las Escrituras, de la Iglesia del Nuevo Testamento. Una iglesia verdaderamente bíblica nunca considerará este detalle como algo sin importancia.

Requisitos para los pastores


"Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo"
 (1 Ti. 3:1-7).

El "obispado" es lo mismo que el "pastorado", porque en el original griego se usan varios títulos para la misma persona. Por ejemplo, pastor, obispo, anciano y sobreveedor. Pero examinemos una vez más los requisitos del pastor:

• El pastor tiene que ser una persona irreprensible.
• Debe ser marido de una sola esposa. Por ejemplo, un divorciado que se vuelve a casar ya es marido de dos esposas.
• Debe ser sobrio. Esto no implica solamente que no puede emborracharse, sino que su forma de vivir, de hablar, de conducirse, debe reflejar sobriedad.
• Debe tener una familia bien constituida, en la que cada uno de sus integrantes ocupe el lugar que le asignó Dios. El esposo es la cabeza de la esposa. La esposa, es su ayuda idónea y los hijos están sujetos a los padres.
• No un neófito, es decir un hombre que no hace mucho conoció al Señor, porque corre el peligro que Satanás lo lleve al pecado de la petulancia, a la soberbia.
Además, debe tener buen testimonio ante los inconversos.   

Son muy pocas las iglesias hoy que siguen estas instrucciones del Espíritu Santo. Hoy encontramos muchos pastores divorciados, recasados y algunos hasta comprometidos con negocios turbios. Ciertamente, cuando un hombre tiene tanto interés y deseo de enriquecerse, el tal nunca sería puesto por el Espíritu Santo como pastor. Se alguien asumiera el pastorado en esas condiciones, tendrá que rendirle cuentas al Señor cuando llegue el momento.  

Y dice Pablo refiriéndose a los diáconos: "Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles... Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús" (1 Ti.3:8-13). Estos requisitos, como acabamos de ver, son muy parecidos a los del pastor.

Usted no encontrará una sola referencia en el Nuevo Testamento para un sacerdote. ¿Por qué? Porque Pablo le habla a la Iglesia Cristiana. La única mención al sacerdocio cristiano es cuando se hace referencia en forma metafórica, considerando a cada cristiano como un "sacerdote": 
"Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 P. 2:9).
¿Sabía usted que esta singular función sacerdotal fue dada exclusivamente para Israel? "Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel" (Éx.19:6). Ellos, al desobedecer a Dios, perdieron tan alto honor. Por lo tanto hoy, los verdaderos sacerdotes son todos aquellos hombres y mujeres, judíos y gentiles, que fueron regenerados por medio del Espíritu Santo y anuncian el Santo Evangelio.

Así que la estructura de la verdadera Iglesia Cristiana es una doctrina NO NEGOCIABLE. Nunca debemos pensar siquiera en despreciar los fundamentos bíblicos a cambio de fundamentos paganos del sistema babilónico de cultos y prácticas. La Iglesia Cristiana se distingue de todas las demás creencias y prácticas, en que está centrada en la Biblia, la Palabra de Dios. Esto hace al cristianismo diferente de todas las religiones del mundo.


• El cristiano sabe que la Biblia es la Palabra de Dios y que no puede ser alterada.

• Tampoco puede cambiarse nada respecto a la Persona de Cristo.
• La Doctrina de la Trinidad.
• La Persona del Espíritu Santo.
• La Salvación por la Gracia, sin obras.
• La estructura de la Iglesia.
• La Biblia además, es la única autoridad y regla de fe y conducta.

Estas enseñanzas de la Biblia que corresponden a los cristianos, y deben mantenerse así. La unidad de los cristianos estriba en el hecho que cada uno como individuo está unido con Cristo. Entre el cristiano y Cristo comienza y continúa la auténtica unidad.


El compromiso del cristiano es con Cristo y con su Palabra. Si como individuo desea mantener alguna relación con alguien que discrepa con lo establecido en la Palabra de Dios, deberá conformarse con hacerlo a título personal, no colectivo. No se deje desviar por personajes que aparecen hoy tratando de llevarnos a todos "de regreso a Roma" y a sus prácticas paganas: 
"Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo. Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras" (2 Jn.7-11).

La Escritura enseña que nuestro conocimiento es restringido por ahora. A Pedro, Jesús le dijo: 
"Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después" (Jn.13:7). En otra ocasión el Señor le dijo a sus discípulos: "Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar" (Jn.16:12). Pablo le escribió a los cristianos en Corinto: "Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido" (1 Co.13:12).

No debemos preocuparnos si no entendemos todas las cosas, todavía no estamos en condiciones de abarcarlo todo. Es probable que cuando estemos en la presencia del Señor, cuando ya la fe no juegue un papel tan importante ni sea necesaria, podamos tener un conocimiento pleno y absoluto del Dios Triuno. Por ahora, el Señor quiere ser glorificado en nuestra actitud humilde, en el reconocimiento de nuestras limitaciones y cuando le honramos al depositar nuestra fe en lo que Él declara, aún sin entenderlo plenamente. Dice el apóstol: 
"En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas... A quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas" (1 P.1:6,8,9).

Los cristianos regenerados por el poder de Dios, nos gozamos en Cristo y las promesas que tenemos en su Palabra. Nos gozamos incluso con esas cosas que no podemos entender ni explicar. Aplicamos la fe, seguros de que es Dios quien nos habla. Cuando logramos comprender algo que no entendíamos bien, le damos gracias al Señor por eso, pero siempre recordamos que por ahora nadie puede entender todo lo que nos revela en su Palabra, la Biblia. ¡Pero cuidado! Porque el hecho que no entienda algo, no quiere decir que debe negarlo. Yo me he propuesto, nunca tratar siquiera de explicar, cómo es eso de que nuestro Señor Jesucristo es el Hijo de Dios y al mismo tiempo Dios. ¡La Deidad de Cristo está claramente establecida en la Biblia, y eso me basta!


José A. Holowaty
(Con el Señor)  
RadioIglesia (Paraguay) 
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#2
Gracias hermanos por la publicacion de este fundamental e importante estudio. Si cada persona que es atraida al Salvador fuera desde sus comienzo fundamentado en estas verdades, creo que tuvieramos mas hijos de Dios dando testimonio.
lamentablemente he llegado a ellas despues de recibir tantas malas ensenanzas, creo que asi le pasa a muchos.
recuerdo el dia que un joven me dijo que la salvacion no se perdia, no tuvo necesidad de explicame nada, aun yo perdido en una secta, supe, en lo mas profundo de mi ser, que esto es la verdad. Gloriosa eterna Salvacion de nuestro Dios y del Cordero !
gracias hermanos
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