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La imagen de Dios en el hombre. Parte I
#1
Nota.- Queridos hermanos, este es una serie de artículos que solo lei las dos primeras secciones y en realidad me gustaría leerlo conjuntamente con uds.
No esta completo pero tengo unas 10 secciones que pienso hay mas que suficiente informacion como para tener una solida idea de lo que el autor transmite.
Hasta lo que lei hay solo detalles de los que no estoy muy conforme y otros aspectos con ciertas dudas por lo que seria interesante saber sus sabias opiniones  y ver que conclusiones sacamos.
 
 
 
La imagen de Dios en el hombre. Parte I
(Douglas Hamp)
 
 
Las dos simientes y la profecía de Génesis
 
Algo abominable se cierne sobre este mundo: el esfuerzo final de Satanás en la batalla por destrozar la imagen y semejanza en que fue creado el hombre, contienda que ha estado desatada desde el principio del tiempo. Si Satanás puede arruinarla, entonces podrá evitar su propia destrucción. La Biblia declara que Jehová creó a Adán a su imagen y semejanza: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza...” (Gn. 1:26a).
 
No obstante, cuando Adán pecó al desobedecer al Creador, esa imagen se corrompió, pero no se perdió. Como resultado de esto, el hombre no puede estar con Él en persona, debido a que su código genético y composición espiritual se alteró, se corrompió, ya que sus descendientes fueron engendrados conforme a la imagen ya corrupta de su predecesor, como dice Génesis 5:3: “Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza,
conforme a su imagen, y llamó su nombre Set”.
 
Dios envió a su Hijo para que ofrendara su vida como un sacrificio perfecto por la humanidad, para así corregir el problema genético y moral de la raza humana por medio de la cruz. Esta corrección tendrá su cumplimiento final cuando recibamos nuestros cuerpos glorificados. No obstante, ha habido un movimiento constante de parte del enemigo para destruir completamente lo que queda de esa imagen. El principio de esta historia lo encontramos en Génesis 3:15, que nos habla de las dos simientes.
 
La simiente de la mujer trajo al Salvador, la de Satanás traerá al Destructor. En otras palabras, un día la serpiente procreará una falsificación de la encarnación. Por consiguiente, vamos a investigar esta profecía en las páginas de la Biblia, desde una perspectiva genética, una perspectiva histórica y cuál será su impacto final en los últimos días.
 
Cuándo se corrompió la imagen
 
La historia comienza en el huerto del Edén y concluye con la segunda venida de Cristo. Inmediatamente después que Adán y Eva pecaron, Dios le dijo a la serpiente: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gn. 3:15).
 
A esta declaración se le llama a menudo el proto-evangelio, porque se trata del primer pronunciamiento de parte del Creador de que proveería un camino para que el hombre fuera salvo y el diablo destruido. No sólo habla de buenas nuevas para los humanos y malas noticias para Satanás, sino que también nos dice algo acerca de cómo se llevará a cabo la redención, y cómo Satanás ha tratado y trata de trastornar los planes divinos. El Señor declaró específicamente que habría odio entre su simiente y la de la mujer, y que Jesús, la simiente de la mujer, heriría la cabeza de la serpiente, y la serpiente le heriría en el calcañar.
 
La simiente de la mujer se hizo una realidad en la persona del Señor Jesucristo, y consistente con la interpretación de la Biblia, implica que la simiente de Satanás, de la misma manera será un día una realidad. Desde que tuviera lugar la caída en el huerto, y en una manera similar el nacimiento virginal de Jesús, Satanás ha estado tratando por todos los medios de encontrar un camino para que “su simiente” se haga una realidad.
 
Casi lo logró en los días de Noé, cuando los hijos de Dios (los ángeles caídos) descendieron a la tierra y tomaron mujeres como esposas y engendraron una raza de seres genéticamente híbridos, llamada los «Nefilims»: “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas... Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre” (Gn. 6:1-2, 4).
 
Los Nefilims estuvieron en la tierra una vez más e invadieron el territorio de Canaán mientras el pueblo de Israel estaba en Egipto. El Señor Jesucristo dijo en Mateo 24:37: “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre”. Con esto quiso implicar, que en los últimos días reinarían las mismas condiciones que prevalecieron antes del diluvio. Según la profecía de Génesis, Satanás un día mezclará su simiente con la humana para procrear al Anticristo, como una falsificación de la encarnación del Señor Jesucristo.
 
Las simientes prometidas
 
Estamos seguros que la “simiente de la mujer” se refiere al Mesías por el pronombre personal «él» en hebreo. Esto no alude colectivamente a la humanidad contra Satanás, sino a lo que el Mesías le haría a la obra del maligno. Esta interpretación es ratificada por muchos comentaristas judíos de la antigüedad, al igual que por eruditos modernos. El doctor Thomas Constable, fundador del Departamento de Educación del Seminario Teológico de Dallas, y profesor de exposición bíblica, articula muy bien la importancia de esta antigua profecía: La de la victoria final de la simiente de la mujer sobre Satanás:
 
“Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo” (Gá. 3:16).
“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (He. 2:14).
 
La mayoría de intérpretes han reconocido a Génesis 3:15, como la primera promesa bíblica de la provisión de salvación, es decir, el proto-evangelio o primer evangelio. El resto del libro, de hecho el entero Antiguo Testamento procede a señalar que la simiente de Satanás será aniquilada cuando el Señor finalmente aplaste la cabeza de la serpiente. Consecuentemente, es mucho más lo que implica este pasaje, que lo que el lector percibe a primera vista.
 
Se instituye un programa. Se establece una conjura que nos llevará mucho más de lo que podemos captar en primera instancia, a lo que representan la serpiente y su simiente. A Ese que aplastará la cabeza de la serpiente. El Targum Pseudo Jonatan, el cual podríamos considerar como un comentario judío antiguo, dice que esto tendrá lugar en los días del Mesías. El Targum Onkelos, otro comentario antiguo, implica que tanto la serpiente, es decir Satanás, como la mujer, tendrían un hijo de la promesa, y añade con relación a Génesis 3:15: «Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu hijo y el hijo de ella. Él te recordará lo que le hiciste al principio, y lo que te hará a ti en el fin».
 
Por estas fuentes antiguas podemos entender que el remedio para el ataque en el calcañar estará centrado en el Mesías, y también que su simiente se está refiriendo a un hijo que está conectado con Eva. Sin embargo, la simiente de la Serpiente es una referencia al hijo de Satanás, quien de acuerdo con la hermenéutica (la sana interpretación de la Biblia), debe también ser su descendencia genética.
 
Ireneo, uno de los primeros padres de la iglesia, en su libro Contra herejías, identificó a Jesús como la simiente de la mujer y al Anticristo como la simiente de la serpiente que será pisoteada por el Mesías. Tanto los intérpretes judíos como los cristianos, están convencidos que la referencia a la simiente de la mujer encuentra su culminación en el Mesías. De tal manera que podemos resumir los elementos de Génesis 3:15 en la siguiente forma:
 
• La enemistad entre la serpiente que es Satanás y Eva.
• Enemistad entre la simiente de Satanás y la simiente de la mujer, que es Cristo.
• Cristo herirá la cabeza de Satanás.
• Satanás herirá el talón de Cristo.
 
El segundo punto es el más significativo de los cuatro. La simiente de la mujer, de hecho resultó en la encarnación del Señor Jesús. Antes de que podamos entender adecuadamente lo que esto significa, debemos primero ver que la Escritura dice claramente que la encarnación de Jesús sería el resultado de la simiente de la mujer y de la intervención del Espíritu Santo. No podía ser a través de Adán, porque cuando él desobedeció, lo que perdió fue tanto espiritual como genético y su corrupción lo separó de Dios.
 
Desde allí podemos entender las profundidades de la promesa de que la Simiente de la Mujer traería redención para el hombre, y con eso en mente veremos cómo Dios restauraría su imagen perfecta en el creyente por medio de lo que la Biblia llama nuevo nacimiento. Una vez que logramos entender esto, podremos ver cómo Satanás ha estado intentando destruir la imagen de Dios a lo largo de la historia, tal como está descrito en la Biblia y confirmado por evidencia extra bíblica, y cómo planea imitar y falsificar la obra redentora de Dios en el híbrido final de todos los tiempos al que la Biblia llama “la Bestia” o “Anticristo”.
 
El plan de Satanás para estos últimos días ya está en marcha, y se llevará a cabo en parte por medio del transhumanismo y por el engaño de los extraterrestres. En otros artículos de Profecías Bíblicas, tal vez usted ya ha leído sobre el transhumanismo, pero si es la primera vez permítame aclararle de qué se trata esto.
 
El transhumanismo es un movimiento cultural internacional, intelectual y creciente, que ha sido abrazado por las más profundas y tenebrosas cámaras de los laboratorios nacionales en Estados Unidos, los cuales están tratando de usar la tecnología GRIN: la combinación de la genética, robótica, inteligencia artificial y la nanotecnología, como instrumentos para rediseñar radicalmente nuestras mentes, nuestras memorias, fisiología, descendencia, e incluso nuestras almas, tal como lo dice Joel Garreau, un periodista norteamericano nacido en 1948, erudito y autor del libro éxito de ventas publicado en inglés La evolución radical: La promesa y peligro de mejorar nuestras mentes, nuestros cuerpos y lo que significa ser humano.
 
El cambio tecnológico, cultural y metafísico que se está gestando, anticipa un futuro dominado por nuevas especies de seres humanos superiores e irreconocibles. Lo que hará este sueño realidad, son los fondos de los gobiernos e Instalaciones privadas de investigación alrededor del mundo. Esto incluye entre otras cosas, rediseñar el ADN, en algunos casos de hecho hasta combinarlo con el de animales, un hecho no sólo reflejado en el presupuesto de la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa (cuyas siglas en inglés son DARPA), y el presupuesto del presidente Barack Obama. Sin embargo, lo que harán estos estudios sobre transhumanismo, no sólo es alterar nuestro cuerpo y alma, sino que abrirán una puerta que bien podrá ponernos en contacto con inteligencias invisibles.
 
Parte de la doctrina del movimiento de la Nueva Era asegura que el origen de los dioses, y de la raza humana, tal como lo conocemos hoy, es el resultado directo de la actividad extraterrestre, de los ovnis. La Escritura registra en el capítulo 24 de Mateo que el Señor Jesucristo dijo, que estos eventos que ocurrieron durante los días de Noé, se comparaban con los días previos al rapto de la Iglesia.
 
Esta profecía es asombrosa, cuando uno se da cuenta que la actividad aparente de estos seres celestiales cesó aproximadamente hasta 1940. Luego, siguiendo al infame incidente de Roswell, que tuvo lugar en Nuevo México en 1947, las personas alrededor del mundo comenzaron a tener encuentros con criaturas extrañas que están llevando a cabo experimentos reproductivos con una regularidad cada vez más creciente. Uno se ve forzado a preguntarse: ¿Qué está pasando? ¿Quiénes son estas criaturas? ¿Son los visitantes actuales de los ovnis, los mismos del tiempo de Noé? Y si es así, entonces ¿de qué se tratan estos experimentos reproductivos? Quizá la respuesta a estas preguntas, se encuentran en el capítulo 6 de Génesis.
 
Otro de los factores que contribuyó a pavimentar el camino fue la teoría de la evolución, la cual está en el corazón de todas estas enseñanzas. La evolución niega la existencia de Dios, y Satanás la ha usado para que las personas acepten la idea de que estamos evolucionando hacia otro nivel. Por otra parte, el transhumanismo alardea de que el hombre puede dirigir su propio destino al rediseñar el código de su ADN. El transhumanismo busca convertir a los hombres en dioses al dirigir su propia evolución. En lugar de aceptar que el Creador originalmente hizo a Adán a su propia imagen y que el hombre ahora aunque es un ser caído, mediante el Señor Jesucristo será restaurado a esa imagen original y perfecta, el transhumanismo insiste en que puede hacerlo por sí mismo. De hecho, el transhumanista Richard Seed, un físico nuclear de Chicago, audazmente declaró: «Vamos a convertirnos en dioses».
 
A fin de poder comprender el engaño, primero debemos entender que «La simiente de la mujer trajo al Salvador y la de Satanás traerá al Destructor», y que Dios es infinito, por lo tanto hay cosas que nunca podremos saber acerca de Él. Sin embargo, todo lo que revela la Biblia debemos aplicarlo firmemente a nuestro concepto de quién es Él y cómo es. Algo que es fundamental para entender a Dios es su imagen, porque la Escritura nos dice en Génesis 1:26, que hizo al hombre conforme a su imagen y semejanza, pero... ¿Qué significa realmente esto?: “Entonces dijo Dios Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”.
 
Satanás usará el deseo del hombre de ser su propio dios para engañarlo y hacerlo que crea la última mentira: que sus mensajeros caídos son tanto los creadores como los salvadores. Él no hará esto abiertamente, sino que engañará a la humanidad por medio de los demonios, los cuales se disfrazan como “extraterrestres”, quienes están propagando el mensaje de que los habitantes de la tierra pueden evolucionar, ser como ellos y obtener poderes trascendentes.
Finalmente llegará la simiente de la serpiente, quien será un hombre superior que sus semejantes, quien entenderá todos los escenarios siniestros y se convertirá en el Anticristo.
 
La creación y caída de Adán
 
Cuando Adán se encontraba en el huerto después de haber desobedecido a Dios, un sentimiento de miedo debió sobrecogerlo al escuchar la voz de Ése que no hacía mucho tiempo, lo había creado, a él y a su esposa Eva, y que antes le producía un goce indescriptible: “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” (Gn. 3:8, 9).
 
Adán podía recordar muy bien el primer momento cuando abrió sus ojos y vio a Quien había tomado el polvo de la tierra y con sus propias manos, lo había formado y luego le infundió su Espíritu. El esplendor radiante del rostro de Dios fue lo primero que contempló este hombre acabado de hacer. La expresión de su Creador debía hablar de la profundidad del amor que tenía para él. Aunque Adán apenas comenzaba a respirar, entendía el cuidado tierno de su Padre. Podía ver que irradiaba luz para él: su hijo.
 
Ese sexto día de la creación, cuando Dios creó al hombre a su propia imagen y semejanza, fue el día cuando Adán vio por primera vez a su Creador, ¡cuando contempló lo dulce y amoroso que era! Había provisto todo para él: árboles, sombra, alimento delicioso y un hermoso huerto. Le trajo los animales, a los cuales había creado horas antes, para que le pusiera nombres. Sin embargo, debido a que no había nadie como él, entonces su Padre hizo algo más maravilloso. Lo durmió profundamente, removió una de sus costillas, y entonces tomó de su médula ósea, los bloques constructores de su ADN, y formó una como él, pero diferente, una compañera que sería su complemento. Ella era perfectamente apta para Adán y él la amó.
 
Sin embargo, le impuso una condición, le dijo: “...De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn. 2:16b. 17). Pero la serpiente estaba atenta, y la primera vez que abrió su boca, fue para poner un interrogante donde Dios había puesto un punto. Lo primero que hizo fue pervertir la opinión que tenían Adán y Eva de Dios. Retrató al Creador como a un ser malo, que no se preocupaba por sus criaturas. Por eso le hizo a Eva esta pregunta: “...¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Gn. 3:1). Y cuando Eva le respondió: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Gn. 3:2-5).
 
En otras palabras le dijo: «¡Dios está engañándolos! Está ocultando la razón verdadera. No quiere que coman el llamado ‘fruto prohibido’ porque sabe que si lo hacen, serán como Él mismo, todopoderosos! Quiere la gloria, no porque sea justo, ¡sino porque no desea lo mejor para la humanidad! ¡Es un mentiroso y egoísta!». Note la astucia de Satanás: Hizo que Adán y Eva apartaran su atención de todo lo que tenían, para volverla hacia el único árbol al cual no tenían acceso. Hizo que quedaran ciegos a las miles de plantas exóticas que colmaban el huerto, para que centraran su atención sólo en este árbol. Este solo hecho negativo fue suficiente para desacreditar todo lo positivo. Ese que venía con engaños acusó a Dios de mentiroso. ¡Ese que no puede decir verdad, le imputó mentiras al Creador!
 
Si reflexionamos nos damos cuenta que Dios, de hecho, estaba exhibiendo su bondad al poner un cerco alrededor del árbol y decir: «¡No coman!». Esto fue misericordia y gracia, y prueba que se preocupaba por Adán, Eva y por su futuro. Cualquier restricción que nos pone es para nuestro bien, nunca para nuestro detrimento. Contradiciendo al Señor, la serpiente le dijo a Eva: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Gn. 3:4, 5).
 
Fue así como ellos comieron del fruto prohibido y desde el momento en que lo hicieron sus cuerpos comenzaron a deteriorarse físicamente, a envejecer y avanzar inexorablemente hacia la muerte, y murieron en el tiempo estipulado por el Creador, quien les dijo: “El día que de él comieres, ciertamente morirás”. En ese mismo día del Señor murió Adán “Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió” (Gn. 5:5). Porque Pedro nos dice: “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2 P. 3:8). ¡Por lo tanto Adán murió exactamente en el día del Señor! Y también habría muerto eternamente si Dios no hubiera intervenido.
 
Después de haber comido del fruto y escuchar al Señor que se paseaba en el huerto y le llamaba, el corazón de Adán estaba turbado y sus manos temblaban conforme trataba de coser las hojas para hacer una cobertura para Eva y para sí mismo. Con sólo unos pocos nudos su nuevo vestido estaría listo. Las hojas de higuera no eran gran cosa, pero al menos les proveería algo para cubrirse. En el momento en que comieron del fruto prohibido, la luz que hasta ese momento irradiaba sus cuerpos, de súbito desapareció.
 
La serpiente les había dicho que no morirían, sino que al comer del fruto serían como Dios. Estas palabras en un principio tenían sentido. Después de todo, el Señor los creó y dijo que todo era bueno. Ese árbol era parte de la creación hecha por Él. Estaba en medio del huerto. El conocimiento del bien y del mal, era claramente algo que Dios deseaba que el hombre tuviera, sin embargo, les había dicho que si comían del fruto prohibido, sin duda morirían. El fruto parecía muy apetitoso y si lo comían obtendrían el conocimiento del bien y del mal y serían como Él.
 
Adán rápidamente se puso la vestidura de hojas de higuera que había hecho y se la colocó también a Eva. ¿Qué había ocurrido? ¿En dónde estaba la luz de la cual estaban revestidos en un principio? ¿Qué les iba a decir Dios tan pronto como los viera? ¿Qué iban a responderle? Sus ojos ciertamente estaban abiertos y ahora se daban cuenta que habían sido engañados. La serpiente les había prometido que serían como Dios, ¡pero ellos ya lo eran, aunque no lo habían advertido! Estaban revestidos de la misma luz del Creador, estaban llenos de su Espíritu. Ahora habían perdido todas estas cosas. Pero...¿podrían volver a recuperarlas?
 
Adán ahora entendía que lo del árbol era simplemente una decisión: escoger seguir a Dios, lo cual era bueno, o desobedecerlo y elegir el mal. Él pudo haber resistido la tentación de la serpiente y ser semejante a su Señor, si hubiera retenido lo que le había dado: la luz y su Espíritu. El decidir obedecerlo, de igual manera le habría abierto sus ojos y lo habría librado de la culpa, porque habría adoptado su propia decisión, una buena.
 
Adán ahora entendía que la resolución era seguir al Creador y obedecer su orden, eso era lo que requería de él, pero ahora era demasiado tarde... ¡era demasiado tarde! ¡Había tomado la decisión equivocada! Consideraba que verdaderamente había obtenido el conocimiento del bien y del mal. Pero si hubiera decidido obedecer, habría comprobado que ya la tenía y que vivirían para siempre. ¡Pero ahora morirían! Debió secarse el sudor que empapaba su frente, porque ya podía sentir en su cuerpo cosas que nunca había experimentado antes. ¿Acaso era eso la muerte?
 
Dios estaba paseando, tal como hacía todos los días. Adán podía ver cómo se aproximaba y que muy pronto ya no podría esconderse. En un tono aterrado, “...él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí” (Gn. 3:10). La voz gentil de Dios se tornó inquisitiva: “¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?” (Gn. 3:11). Adán pensó rápidamente qué iba a responder. ¿Qué podía decirle a Ese que le amaba? ¿Cómo podía explicar su traición, su falta de fidelidad?
 
Sus ojos rápidamente se volvieron a la mujer, quien también permanecía inmóvil y pálida: “Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” (Gn. 3:12). ¡Funcionó! Al menos así lo creía, ya que el Señor Dios que estaba parado enfrente de ellos, se volvió hacia la mujer y le preguntó: “...¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí” (Gn. 3:13b).
 
Adán entonces notó un cambio definitivo en el semblante de Dios. De hecho, nunca había visto este aspecto de Él. Hasta ese momento, sólo había contemplado un Creador amante y tierno. Pero ahora con una voz de juicio, “Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gn. 3:14, 15). Las palabras pronunciadas por Jehová eran buenas, y le proporcionaron a Adán cierto consuelo. Después de todo había esperanza para él y su esposa. Adán reflexionó en lo que dijo el Señor, a pesar de que no comprendía plenamente todo lo que conllevaba.
 
Un poco después de este tiempo de juicio, Dios hizo algo mucho más inesperado. Tomó uno de los animales, a los que Adán le había puesto nombre, ¡y le dio muerte! ¡Oh, cuán inmediata y aterradora era la muerte! ¿Por qué un animal que no había hecho nada tenía que morir? Después de todo, pensaba Adán, era él quien había desobedecido a Dios, no el animal. El Señor le quitó la piel, la limpió quitándole la sangre y luego los vistió con ella. Debían llevar puesta la cobertura de piel, en lugar de la vestidura de luz que habían perdido. ¡Cuán patética era en comparación con la que tenían!
 
Adán comenzó a anhelar ese día en que vendría la simiente de la mujer, destruiría la serpiente que lo había engañado y restauraría lo que había perdido: el Espíritu de Dios y la luz gloriosa que los recubría. Adán también vislumbraba y pensaba en aquel día cuando ese estado llamado muerte, en el cual estaban atrapados ahora, sería removido. ¿Cómo quitaría la simiente prometida, la corrupción que había tocado cada fibra de su ser? Y si era simiente de la mujer, ¿cómo tendría el poder para restaurarlos? El único anhelo de su corazón era ser libres. ¡Cuándo llegaría ese día en que vendría la simiente prometida!
 
Al escuchar su sentencia, la serpiente comenzó a conjurar su escenario para contrarrestar la profecía. También iba a proveer un salvador para la humanidad, pero de acuerdo a su propia imagen, porque pensaba que si podía destruir la imagen de Dios, también podría prevenir su propia destrucción.
 
La imagen maestra
 
A fin de ponerle un alto al engaño, primero necesitamos entender el original. Dios es infinito, y claro está hay cosas que nunca entenderemos respecto a Él. Sin embargo, todo lo que revela la Biblia debemos aplicarlo firmemente a nuestro concepto general de quién es Él y cómo es. Algo que es fundamental para entender al Creador, es su imagen. Él nos dice en Génesis 1:26 que hizo al hombre a su imagen, conforme a su semejanza, pero... ¿Qué significa esto?
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Gn. 1:26).
 
¿Cómo podemos entender lo que significa, “imagen” y “semejanza”? ¿Acaso imagen denota algo físico, respecto a la forma cómo “luce” Dios, o se trata simplemente de su carácter divino? ¿Se refiere semejanza, a sus atributos? Pero... ¿No será posible que aluda a la forma cómo luce? Hablando generalmente, los comentaristas suponen que la palabra «imagen» se aplica sólo a los atributos Divinos y que en cualquier ocasión que la Escritura menciona, por ejemplo las manos de Dios, su cabeza, o pies, lo describe en términos antropomórficos a fin de que nosotros podamos entenderlo. No obstante, la Biblia demuestra que cuando registra alguna visión o una descripción profética de Dios, realmente nos está permitiendo que le echemos una ojeada a su imagen, a la forma cómo es. El poder tener una buena comprensión
de la imagen del Creador nos ayudará a averiguar lo que está en el futuro del creyente, y también cómo el enemigo ha tratado de destruir la imagen en nosotros en el pasado, y cómo engañará a la humanidad en un futuro cercano.
 
De acuerdo con la Biblia, Dios es eterno y no hay ninguno como Él. Tal como lo declaran estos pasajes de la Escritura:
 
“...Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro” (Dt. 4:39b).
• Él es Ese, “Que anuncia lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Is. 46:10).
• Quien dice: “Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios” (Is. 44:6b).
• Y también declara: “Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé” (Is. 45:12). Dios existe por sí mismo, nunca fue creado y no tiene fin. No hay nadie como Él en los cielos arriba, en la tierra o debajo de la tierra.
 
Adán, el primer hombre fue creado hace aproximadamente seis mil años, y cada ser humano en el planeta es un descendiente de él, por lo tanto todos somos seres creados. Nunca nos convertiremos en dioses, ni nunca por medio de nuestros esfuerzos alcanzaremos la divinidad. No es cierto que estemos evolucionando hacia un orden o existencia superior. El hombre nunca será un dios, ¡mucho menos igual al Todopoderoso! La Biblia expone con claridad cómo cayó del estado en que fuera creado. Adán fue hecho a la imagen y semejanza de Dios, pero en su caída, cuando pecó y la muerte entró en el mundo, la imagen del Creador en él se
corrompió. La pregunta que tenemos ante nosotros es: ¿Qué es exactamente lo que quiso decir Dios cuando declaró que creó al hombre a su imagen y semejanza?
 
Hay varias formas cómo podemos comprobar el significado correcto de esa frase. Primero que todo, examinaremos las palabras hebreas en cada instancia en que aparecen en la Biblia para ver cómo se usan en otros contextos. Cuando se habla en términos del sector inmobiliario, el nombre del juego es la ubicación. Mientras que en los estudios bíblicos es el contexto. El término «contexto» determina lo que significa una palabra. También podemos usar la lingüística comparativa para ver cómo otros idiomas semíticos interpretaban la misma raíz en su lengua. Podemos volvernos a las traducciones más antiguas, tales como la Septuaginta en griego y el Targumim Arameo, para ver cómo tradujeron esas palabras.
 
Luego volveremos nuestra atención a lo que Dios revela de sí mismo en porciones de la Escritura. La Biblia dice que Dios es espíritu. Es claro que el Creador no es carne ni sangre, no depende del oxígeno, alimento, o agua; no es una forma de vida basada en el carbono. Pero... ¿Acaso cuando decimos que es espíritu, lo que significa es que no tiene cuerpo? Pablo hace una distinción entre los diferentes tipos de cuerpo en el capítulo 15 de su primera epístola a los Corintios. Vamos a examinar pasajes en donde un profeta, vidente o discípulo “tiene una visión” de Dios en el cielo o en un lugar parecido. Entonces... ¿Cómo debemos interpretar esto a la luz de la discusión de Pablo acerca de los cuerpos celestiales?
 
Lo siguiente que vamos a analizar es la simiente de Dios. Primero Juan 3:9 dice, que la simiente de Dios permanece en nosotros. En el hebreo, la palabra que se traduce como «espermatozoide» o esperma, es la misma que se usa para describir la simiente humana e incluso la animal que propaga la raza. El apóstol Pedro dice que hemos sido redimidos con simiente incorruptible. ¿Significa eso entonces que nosotros tenemos la simiente incorruptible de Dios? ¿Cómo difiere esto de la simiente corrupta que tenemos en la actualidad? ¿Será acaso por eso que el Señor Jesucristo dijo tan enfáticamente que teníamos que nacer de nuevo? Pablo dijo que somos una nueva creación, que la vieja ya pasó. El que el Espíritu Santo more en nosotros, ¿tendrá algo que ver con el hecho de que Dios sopló en la nariz de Adán el aliento de vida en el huerto? ¿Se perdió esto cuando el hombre pecó?
 
La evidencia bíblica demostrará que la imagen y semejanza de Dios, NO SE REFIERE SÓLO a su carácter y atributos, sino también a su forma o figura, es decir, al aspecto general como luce cuando se le percibe con los ojos, o los ojos de la mente. Además, la simiente de Dios, aunque no está compuesta de proteínas y aminoácidos en cadenas de ADN, es la que recibimos en nuestros cuerpos. Esta también era la esencia de Adán antes de la caída, cuando estaba revestido de luz, tal como está Dios, y es algo que será restaurado en nosotros cuando nos encontremos en el reino celestial o espiritual.
 
 
Continuara...
 
 
 
  Responder
#2
Hola Hno. Willy.

Puede sonar interesante, pero la verdad es que desde mi personal punto de vista, "ya se fue checo".

La consecuencia del pecado en Edén, efectivamente es que los fundamentos de los atributos de la personalidad del hombre, como el intelecto, las emociones y la voluntad; que son la similitudes que Dios tomó de su propia personalidad, fueron distorsionadas y caídas.

Desde entonces, la humanidad por su naturaleza caída está contra la naturaleza santa de los hijos de Dios. Satanás es el padre de toda esa generación corrompida, es su simiente; con su estrategia "arrebató" el reino en el corazón del hombre y éste le sigue por medio de los deseos de la carne o viejo hombre y por el sistema de razonamiento llamado en las santas escrituras como mundo.

Romanos 5: 12 Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.

No niego que hubo ángeles caídos y cuyas fornicaciones con mujeres dio lugar a otra clase de razas las cuales perecieron en el diluvio, en donde sólo Noé y su familia sobrevivió por su obediencia y las parejas de animales que el documento sagrado claramente narra, pero es muy interesante que sólo este hombre y su familia, dieran continuidad a la raza humana. Si Dios hubiese querido acabar con los hijos de demonios ¿Por qué un diluvio que aniquiló a ellos, pero también a los hijos de Adán?

Mira como dice:

Génesis 6 Cuando los seres humanos comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y tuvieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon. Pero el Señor dijo: «Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre, porque no es más que un simple mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años.»

Al unirse los hijos de Dios con las hijas de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes, que fueron los famosos héroes de antaño. A partir de entonces hubo gigantes en la tierra.
Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal, se arrepintió de haber hecho al ser humano en la tierra, y le dolió en el corazón. Entonces dijo: «Voy a borrar de la tierra al ser humano que he creado. Y haré lo mismo con los animales, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me arrepiento de haberlos creado!» Pero Noé contaba con el favor del Señor.

Tanto hijos de demonios como hombres, se habían corrompido que decidió, fastidiado por su conducta, no sólo reducir su tiempo de vida de 700 años promedio (y algunos hasta 900), sino a 120 y a raerlos de la fas de la tierra junto con aves, reptiles y toda clase de seres vivos igualmente malévolos, exceptuando solamente a Noé. ¿No era hombre también? ¿Por qué a él solamente y no a los demás?

Por gracia. Porque así lo decidió, porque Noé creyó a Dios y la manifestación de su fe quedó perfectamente demostrada al hacer una barca a 200 kms de distancia de la playa más cercana de donde se encontraba, pareciendo un verdadero loco del que seguramente se burlaban.

No hay tal "proto-evangelio", "proto" significa el primero, de ahí viene la palabra "prototipo" y eso, mi Willy, es una blasfemia herética, porque implica que habrá mas de uno. Mira como dice la escritura:

Gálatas 1:Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema
.

La mujer, al a que se refiere Génesis 3:15, es el pueblo de Israel al que se le prometió el Mesías y su naturaleza humana, no es tomada por engendro de varón, sino de la mujer, María. Mujer judía de la línea directa de David y de quién fue dada la promesa de un reino eterno en su hijo y cuya tribu pertenece a Israel.

La naturaleza de pecado, no fue transmitida al Señor Jesús, porque no fue concebido de acción de hombre, sino por la mano de Dios el Espíritu Santo y en su humanidad no hay pecado. Por eso las santas escrituras lo llaman el segundo Adán.

El primero hecho de Dios nació sin pecado, pero cayó; el segundo, siendo tentado en todo, no pecó. Por eso en Cristo y sólo en Cristo se restablece la relación y se rompe la enemistad con Dios en virtud de nuestra condición de pecado o la simiente satánica.

I Corintios 15: 45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

Ahora mira este texto:

Colosenses 2: Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.
11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;
12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.
13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,
14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,
15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Es en la cruz del Calvario donde Cristo, aplastó la cabeza de Satanás, despojándolo de su poder sobre el hombre y aunque ésta lo hirió en el calcañar con la muerte, el Señor resucitó venciéndola también. Es en el nuevo nacimiento que los hijos de Dios, obtienen su simiente espiritual al recibir a Cristo como Señor y salvador en sus propias vidas.

Ha habido tantos anticristos como doctrinas religiosas sacadas del humanismo y su primera manifestación está documentada en Génesis 11 con la torre de Babel, cuyos propósitos eran fundamentalmente tres:

1.- Hacerse de un gran nombre
2.- Independencia total de Dios
3.- Crear un sistema religioso

¿Ha cambiado la idea? ¿No surge de la tentación dada por Satanás para que "seamos como Dios"? Sin autoridad suprema, sino estableciendo la propia de acuerdo a lo que mis emociones caídas les venga en gana dictar. En donde pecar no me incomode y no existan verdades absolutas, sino relativas y en donde cada quién viva como su corazón perverso y caído le venga la gana hacer. En donde tu dios es el mismo que el mío, mientras no me imponga nada, sino que me sirva a mí (Yo).

Mira porque cayó Satanás del cielo:

Isaías 14: 12 !!Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.

13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.
15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.
16 Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos;
17 que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?

¿No es lo mismo que sucedió en La torre de Babel? Éste es el principio del anticristo y la simiente de Satanás, haciendo que el hombre obedezcan las pasiones de su alma caída, pues manipulándolo con lo agradable para la carne, hacen la voluntad de diablo.

Pero Dios regenera con su Santo Espíritu a todo aquel que le cree.

Tito 3:él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Si han de nacer nuevos hijos de demonios, como en los tiempos de Noé, serán exterminados, pero también con todos los hombres y mujeres que no hayan creído al único y eterno evangelio de salvación.
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#3
(01-03-2016, 12:22 PM)Caminito escribió: Si han de nacer nuevos hijos de demonios, como en los tiempos de Noé, serán exterminados, pero también con todos los hombres y mujeres que no hayan creído al único y eterno evangelio de salvación.

Estimado Caminito:
De acuerdo a tu escrito me surge una duda ¿quién les da el aliento de vida a estos hijos de demonios? ó tal vez estas viendo que al momento de alguna clonación ó alteración genética en lugar de alito de vida es un demonio esperando ese cuerpo?
Ayudame a entender.
Ing. Ramón Lozano Cervantes
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#4
(01-03-2016, 03:55 PM)Ing. Ramón Lozano Cervantes escribió:
(01-03-2016, 12:22 PM)Caminito escribió: Si han de nacer nuevos hijos de demonios, como en los tiempos de Noé, serán exterminados, pero también con todos los hombres y mujeres que no hayan creído al único y eterno evangelio de salvación.

Estimado Caminito:
De acuerdo a tu escrito me surge una duda ¿quién les da el aliento de vida a estos hijos de demonios? ó tal vez estas viendo que al momento de alguna clonación ó alteración genética en lugar de alito de vida es un demonio esperando ese cuerpo?
Ayudame a entender.
Ing. Ramón Lozano Cervantes

Jajaja. Intenté ser sarcástico porque lo que sucede es que el autor parece indicar que los hijos de demonios o la simiente de la serpiente va a tener lugar de nuevo por medio de relaciones sexuales con mujeres en algún momento de la historia antes del fin y aunque no lo creo, si sucediese, también estos estarían condenados.

Buscando un versículo para un estudio que estoy haciendo, encontré que en Mateo capítulo 13, el Señor Jesucristo en su parábola de la cizaña arroja mucho más luz al tema en un sólo versículo dice:

Mateo 13:38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.

Ahí están claramente las dos simientes descritas.

Un abrazo, Hnos.
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