07-03-2016, 12:38 PM
Querido Edison:
Respeto tu opinión, y sé de tu celo bien intencionado en lo referido a estos asuntos, pero pemíteme reiterar que creo en la eficacia de la sangre del Señor Jesucristo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Con tu criterio, Pedro, el apóstol, tendría que haber ocupado un lugar secundario en la obra del Señor, aunque sabemos que por la gracia y la misericordia del Señor no fue así.
Con todo, leemos que siguió cometiendo errores, y en algún momento Pablo lo reprendió duramente delante de todos. Entonces, según tu posición, habría perdido para siempre su condición de "irreprensible".
Pero también sabemos que Pablo mismo tuvo un gran desacuerdo por el caso de Juan Marcos, tan grave, que provocó que se separara de Bernabé. ¿Qué hubieran opinado los demás por ese "descrédito"? ¿Tendrían que haber quedado descartados los tres, ya que no supieron ser "uno"? No, mi hermano, nadie es "irreprensibe" por sus méritos personales. Como dije antes, no minizamos el pecado, pero cuando éste es perdonado y el ofensor restaurado, nadie tiene derecho de ponerle trabas al Espíritu Santo.
Mira, si vamos a hilar finito, si es que se trata de la exhibición de las virtudes propias por parte de un siervo de Dios, no quedaría ninguno "irreprensible", pues pensar lo contrario sería pura presunción.
Claro que no hablo de quien vive en pecado, sino de aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y a partir de allí vive como corresponde a los santos, anunciando, no sus propios méritos, sino las virtudes de Aquel que lo llamó de las tinieblas a Su luz admirable.
Ya sabes que mi intención no es contender, sino tratar el asunto desde distintos ángulos, pues el Alfarero tiene derecho de hacer lo que quiera con el vaso que forma.
Un abrazo,
Heriberto
Respeto tu opinión, y sé de tu celo bien intencionado en lo referido a estos asuntos, pero pemíteme reiterar que creo en la eficacia de la sangre del Señor Jesucristo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Con tu criterio, Pedro, el apóstol, tendría que haber ocupado un lugar secundario en la obra del Señor, aunque sabemos que por la gracia y la misericordia del Señor no fue así.
Con todo, leemos que siguió cometiendo errores, y en algún momento Pablo lo reprendió duramente delante de todos. Entonces, según tu posición, habría perdido para siempre su condición de "irreprensible".
Pero también sabemos que Pablo mismo tuvo un gran desacuerdo por el caso de Juan Marcos, tan grave, que provocó que se separara de Bernabé. ¿Qué hubieran opinado los demás por ese "descrédito"? ¿Tendrían que haber quedado descartados los tres, ya que no supieron ser "uno"? No, mi hermano, nadie es "irreprensibe" por sus méritos personales. Como dije antes, no minizamos el pecado, pero cuando éste es perdonado y el ofensor restaurado, nadie tiene derecho de ponerle trabas al Espíritu Santo.
Mira, si vamos a hilar finito, si es que se trata de la exhibición de las virtudes propias por parte de un siervo de Dios, no quedaría ninguno "irreprensible", pues pensar lo contrario sería pura presunción.
Claro que no hablo de quien vive en pecado, sino de aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y a partir de allí vive como corresponde a los santos, anunciando, no sus propios méritos, sino las virtudes de Aquel que lo llamó de las tinieblas a Su luz admirable.
Ya sabes que mi intención no es contender, sino tratar el asunto desde distintos ángulos, pues el Alfarero tiene derecho de hacer lo que quiera con el vaso que forma.
Un abrazo,
Heriberto