Por Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet
"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33).
"Lo principal, en la oración, no es conseguir respuestas de
Dios; la oración nos lleva a tener una perfecta y completa
unidad con Dios. La oración no debe buscar lograr cosas de
Dios. La oración nos lleva a una comunión perfecta con Dios"
(Oswald Chambers)
Más importante que pedir cosas a Dios es estar en Su
presencia. Más felices seremos por vivir en plena comunión
con el Señor, que simplemente escuchar una respuesta
sobre una ansiedad cualquiera. Cuando caminamos con Dios y
nos sometemos a Su voluntad, tenemos todas las respuestas y
pedidos atendidos en su debido tiempo. Él nos dará paciencia
para esperar y regocijo mientras esperamos.
Recuerdo de una hermana que frecuentaba los cultos que yo
dirigía. Vivía pidiendo todo a Dios y era solo lo que sabía
hacer. De repente, sentimos su falta. Ella no fue más a las
reuniones. Al ser encontrada en determinado lugar y
preguntada sobre el motivo de su desaparición , ella
contestó: "No estoy necesitando de nada de Dios en el
momento". Ella no había descubrido la bendición de vivir con
Dios mismo sin tener nada a pedir.
En Cristo somos más que vencedores. Delante de Él tenemos
plenitud de alegría. Él nos orienta en todo cuanto hacemos,
nos guía a todos los lugares adonde necesitamos ir, nos
protege en cualquier situación, nos abraza cuando estamos
inquietos, nos fortalece cuando estamos desanimados, nos
reviste de fe cuando las esperanzas empiezan a fallar. Es
mucho más que alguien que contesta preguntas o atiende
pedidos.
Cuando estamos delante del altar de Dios y nos colocamos en
el centro de Su voluntad, todas las cosas son añadidas.
Vivimos una vida absolutamente tranquila y conocemos, de
cerca, lo que es felicidad.
¿Suele orar apenas para hacer pedidos a Dios o para decirle al
Señor qué Él es todo en su vida?
(Tomado de las lista de correo de "Siguiendo Sus Pisadas"
Un ciego en el Internet
"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33).
"Lo principal, en la oración, no es conseguir respuestas de
Dios; la oración nos lleva a tener una perfecta y completa
unidad con Dios. La oración no debe buscar lograr cosas de
Dios. La oración nos lleva a una comunión perfecta con Dios"
(Oswald Chambers)
Más importante que pedir cosas a Dios es estar en Su
presencia. Más felices seremos por vivir en plena comunión
con el Señor, que simplemente escuchar una respuesta
sobre una ansiedad cualquiera. Cuando caminamos con Dios y
nos sometemos a Su voluntad, tenemos todas las respuestas y
pedidos atendidos en su debido tiempo. Él nos dará paciencia
para esperar y regocijo mientras esperamos.
Recuerdo de una hermana que frecuentaba los cultos que yo
dirigía. Vivía pidiendo todo a Dios y era solo lo que sabía
hacer. De repente, sentimos su falta. Ella no fue más a las
reuniones. Al ser encontrada en determinado lugar y
preguntada sobre el motivo de su desaparición , ella
contestó: "No estoy necesitando de nada de Dios en el
momento". Ella no había descubrido la bendición de vivir con
Dios mismo sin tener nada a pedir.
En Cristo somos más que vencedores. Delante de Él tenemos
plenitud de alegría. Él nos orienta en todo cuanto hacemos,
nos guía a todos los lugares adonde necesitamos ir, nos
protege en cualquier situación, nos abraza cuando estamos
inquietos, nos fortalece cuando estamos desanimados, nos
reviste de fe cuando las esperanzas empiezan a fallar. Es
mucho más que alguien que contesta preguntas o atiende
pedidos.
Cuando estamos delante del altar de Dios y nos colocamos en
el centro de Su voluntad, todas las cosas son añadidas.
Vivimos una vida absolutamente tranquila y conocemos, de
cerca, lo que es felicidad.
¿Suele orar apenas para hacer pedidos a Dios o para decirle al
Señor qué Él es todo en su vida?
(Tomado de las lista de correo de "Siguiendo Sus Pisadas"