Volvamos al tema que nos ocupa.
Oscar cree que biológicamente descendemos del mono. Supone que en algún momento Dios le infundió espíritu a un simio preexistente al hombre, y lo convirtió en Adán. La teoría se acerca a la de Darwin aunque "espiritualizada". Ahora bien, uno de los argumentos que esgrime Oscar es que los humanos somos "parientes" de los simios porque compartimos algo así como el 99% de los genes. Si aceptamos ese criterio, deberíamos recordar que somos igualmente parientes de los ratones con los que compartimos aquella semejanza, y vaya uno a saber con cuántos animales más. Los científicos agradecen que así sea porque los ratones, por sus semejanzas con el hombre, pueden ser usados para la experimentación de nuevos procedimientos médicos, vacunas y medicamentos destinados al hombre.
Pero esto sólo demuestra fehacientemente que fuimos diseñados por un mismo Creador, que con su estilo ha dejado impresa su identidad en cada una de sus criaturas. Como vemos, nada tiene que ver aquí la evolución.
Otra cosa es la adaptación de las especies al medio donde se desarrollan, lo que sigue ocurriendo aún hoy, y no resulta necesario un largo proceso de miles o millones de años para que ello ocurra.
Un ejemplo cotemporáneo:
En el proceso de colonización de la isla grande de Tierra del Fuego, una compañía dedicada a la explotación de pieles se radicó cerca de Ushuaia, trayendo castores desde el Canadá.
Se pensaba que la similitud del clima permitiría una buena producción de pieles. Sin embargo, en pocas generaciones, los castores fueron cambiando las caracterísiticas del pelo, de modo que se frustró el objetivo de producción peletera. Por lo tanto, simplemente se liberaron los animales, y éstos se multiplicaron naturalmente en las regiones boscosas aledañas, llegando a constituir una verdadera plaga, que debe ser controlada so pena de que los castores con sus hábitos de tala y construcción de represas modifiquen irremediablemente el medio ambiente.
Lo curioso es que hoy, por los cambios que han experimentado los castores, ya se clasifican como una especie "autóctona" diferente a la de sus ancestros canadienses.
Es sólo un simple ejemplo, pero queda clara la capacidad de adaptación de una especie, tanto, que llegó a a ser otra diferente, lo que no es lo mismo que catalogar eso como "evolución".
Sigamos serenamente con el tema...
Oscar cree que biológicamente descendemos del mono. Supone que en algún momento Dios le infundió espíritu a un simio preexistente al hombre, y lo convirtió en Adán. La teoría se acerca a la de Darwin aunque "espiritualizada". Ahora bien, uno de los argumentos que esgrime Oscar es que los humanos somos "parientes" de los simios porque compartimos algo así como el 99% de los genes. Si aceptamos ese criterio, deberíamos recordar que somos igualmente parientes de los ratones con los que compartimos aquella semejanza, y vaya uno a saber con cuántos animales más. Los científicos agradecen que así sea porque los ratones, por sus semejanzas con el hombre, pueden ser usados para la experimentación de nuevos procedimientos médicos, vacunas y medicamentos destinados al hombre.
Pero esto sólo demuestra fehacientemente que fuimos diseñados por un mismo Creador, que con su estilo ha dejado impresa su identidad en cada una de sus criaturas. Como vemos, nada tiene que ver aquí la evolución.
Otra cosa es la adaptación de las especies al medio donde se desarrollan, lo que sigue ocurriendo aún hoy, y no resulta necesario un largo proceso de miles o millones de años para que ello ocurra.
Un ejemplo cotemporáneo:
En el proceso de colonización de la isla grande de Tierra del Fuego, una compañía dedicada a la explotación de pieles se radicó cerca de Ushuaia, trayendo castores desde el Canadá.
Se pensaba que la similitud del clima permitiría una buena producción de pieles. Sin embargo, en pocas generaciones, los castores fueron cambiando las caracterísiticas del pelo, de modo que se frustró el objetivo de producción peletera. Por lo tanto, simplemente se liberaron los animales, y éstos se multiplicaron naturalmente en las regiones boscosas aledañas, llegando a constituir una verdadera plaga, que debe ser controlada so pena de que los castores con sus hábitos de tala y construcción de represas modifiquen irremediablemente el medio ambiente.
Lo curioso es que hoy, por los cambios que han experimentado los castores, ya se clasifican como una especie "autóctona" diferente a la de sus ancestros canadienses.
Es sólo un simple ejemplo, pero queda clara la capacidad de adaptación de una especie, tanto, que llegó a a ser otra diferente, lo que no es lo mismo que catalogar eso como "evolución".
Sigamos serenamente con el tema...