30-11-2009, 04:59 PM
De esto se opupa la hermnéutica y la exégesis. Estas dos disciplinas no solamente se aplican a la Biblia y otros textos sagrados, sino tambien y principalmente al derecho. ¿Es bueno aplicar estas técnicas y reglas para entender un texto bíblico?
Todos sabemos que es el Espíritu Santo quien debe interpretarnos la Palabra de Dios. Un no-creyente jamás va a entender realmente qué dice la Biblia. Para él, es como aquellos que oían las parábolas con sus oídos pero no las entendían en el corazón. Para él, toda la exégesis y hermeneutica que aplique le será inutil.
Por otro lado, no podemos abandonarnos al subjetivismo de decir "el Espíritu me ha dicho que significa esto o aquello". Si entramos en ese terreno vamos a caer en un caos doctrinal más agudo del que jamás estuvimos y va a ser imposible argumentar en base bíblica.
En el otro extremo debemos evitar unificar el sentido de la Escritura. Un texto que me habla a mí de humildad, puede inspirar consuelo y aliento a otro hermano. Y no será correcto decir que ese texto tiene un solo propósito.
La teología tiene metodos de interpretación de la Biblia. Estos métodos no suplantan al Espíritu Santo, pero son una guía y herramienta útil y ordenada de discutir doctrina. Y si bien se vale de la exégesis y hermenéutica, parte de algunas premisas propias del cristianismo. Como principio inamovible se plantea la inspiración de la Biblia. Toda la Biblia es insopirada y ningún texto pesa más que otro. No contiene errores (salvo de copiado y de traducción) ni tampoco contradicciones. Por ende, cualquier interpretación que implique negar uno de esos principios deberá ser rechazada y se deberá seguir buscando la interpretación correcta.
Todos sabemos que es el Espíritu Santo quien debe interpretarnos la Palabra de Dios. Un no-creyente jamás va a entender realmente qué dice la Biblia. Para él, es como aquellos que oían las parábolas con sus oídos pero no las entendían en el corazón. Para él, toda la exégesis y hermeneutica que aplique le será inutil.
Por otro lado, no podemos abandonarnos al subjetivismo de decir "el Espíritu me ha dicho que significa esto o aquello". Si entramos en ese terreno vamos a caer en un caos doctrinal más agudo del que jamás estuvimos y va a ser imposible argumentar en base bíblica.
En el otro extremo debemos evitar unificar el sentido de la Escritura. Un texto que me habla a mí de humildad, puede inspirar consuelo y aliento a otro hermano. Y no será correcto decir que ese texto tiene un solo propósito.
La teología tiene metodos de interpretación de la Biblia. Estos métodos no suplantan al Espíritu Santo, pero son una guía y herramienta útil y ordenada de discutir doctrina. Y si bien se vale de la exégesis y hermenéutica, parte de algunas premisas propias del cristianismo. Como principio inamovible se plantea la inspiración de la Biblia. Toda la Biblia es insopirada y ningún texto pesa más que otro. No contiene errores (salvo de copiado y de traducción) ni tampoco contradicciones. Por ende, cualquier interpretación que implique negar uno de esos principios deberá ser rechazada y se deberá seguir buscando la interpretación correcta.