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El regalo de navidad - Caminito - 20-12-2009
Navidad. Fecha de fiesta, de alegría y de manifestación de afecto entre las personas; tiempo de regalos para dar y también para recibir.
Normalmente todos al recibir un regalo, manifestamos agradecimiento, aunque en ocasiones, en lo más profundo del corazón, reconozcámoslo, no siempre es sincero, es más bien un protocolo porque es muy mal visto no mostrar agradecimiento y en otras ocasiones, por supuesto que se agradece de corazón sincero; tal vez la diferencia es debida a nuestro estado de ánimo o a la persona que nos lo hace o lo que es más, por el regalo mismo, lo cierto es que no siempre se recibe con la debida gratitud.
Hay tres maneras de recibir un regalo, no digo que sean las únicas, pero solo describo tres:
Como el que lo tiene todo y no le hace falta nada, es decir que recibe el regalo con la sonrisa fingida de la amabilidad, da el abrazo y al abrir el regalo, dice la clásica frase “Lo que necesitaba, muchas gracias”, pero en realidad no es de su interés y nunca lo va a utilizar.
La segunda manera es con la expectativa de un tipo de mujer, quien cree lo merece todo, es decir, que cuando recibe el regalo piensa que es un abrigo de piel de “chinchilla” de muy alto precio comercial y casi se le olvida dar las gracias porque está más interesada en ver el contenido; así que apresuradamente da las gracias y dice “Espero que sea de color miel, como mis ojos…” y al abrirlo no puede dejar de mostrar, al menos por un instante, una mueca de desagrado al descubrir que quien se lo regaló no tuvo tiempo de encontrar una caja de acuerdo al tamaño de su obsequio y dentro de tamaña caja, solamente metió la bolsa verde de charol incombinable con nada de lo que tiene de guardarropa y que estaba de oferta por remate de liquidación.
Y la tercera manera es como la de un niño de condición sencilla y pobre que inesperadamente es sorprendido con un regalo y que le parece el más hermoso y sin decir gracias, solamente mira a quien se lo regaló con una mirada que no necesita más explicaciones.
¿Sabes? Hay un regalo para cada hombre y mujer de este mundo. Un regalo maravilloso y que en este tiempo de navidad, sería muy bueno poder recibir, porque, aunque estuvo en vuelto en pañales, se hizo hombre y murió por ti, como murió por mí y solo por amor.
Ya sabes a quién me refiero. Bueno, pero ¿Por qué debió morir? ¿Con qué propósito lo hizo?
¿Te gustaría saberlo? Entonces sigue leyendo y si no te interesa, solamente te deseo que te vaya bien, pero de antemano sé, qué sin él y sin saber el porque de su sacrificio, no puede ser.
Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Aquí tienes el regalo y es muy especial por quien te lo hace, pero también es especial por quién se da en el.
Navidad, tiene como objetivo el recordar que hace poco más de 2000 años nació en la ciudad de David de Galilea, en Belén el Salvador del mundo…
Pero ¿Salvarme? ¿De qué? Tú te preguntas
Romanos 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Todos somos pecadores y el pago es la muerte. Y ¿Qué es la muerte?
Separación eterna de Dios; pues así como se separa el cuerpo del alma en la muerte física, así la muerte, que es producto del pecado, separa a Dios del hombre y no hasta que muramos, sino en el mismo momento de pecar.
Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
Por eso…
Juan 3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Como la paga del pecado es muerte, Cristo murió en mi lugar y los del mundo por completo; tomó nuestros pecados y los clavó en la cruz para que todos podamos tener acceso a Dios por la fe en Cristo Jesús y resucitó al tercer día, garantizando así que también vive y que quiere que aceptes este regalo de salvación, este regalo que es Dios mismo y tengas una relación personal con él y que es vida eterna. Él dice:
Juan 5:24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Creer en Dios no es tan difícil, pero creerle a Dios es diferente ¿Le crees? Pero, esto, te debe llevar a la siguiente pregunta:
¿De qué manera vas a aceptar el regalo de Dios? ¿Cómo el hombre orgulloso que piensa que no lo necesita porque se cree tan, pero tan bueno, que cree que no necesita que nadie pague por él? ¿Cómo la mujer superficial que se aferra a las cosas materiales y menosprecia el regalo de Dios? o ¿Como el niño que reconoce su pobreza, contemplando su necesidad de ayuda?
El Señor Jesucristo dijo:
Apocalipsis 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
También puedes negarte a recibir el regalo de Dios que es su Hijo Jesús y qué es lo mismo que pensar no necesitarlo o menospreciarlo y serás de aquellos que amaron más las tinieblas que la luz; pero si lo aceptas, haz esta sencilla oración:
Señor Jesús, reconozco que soy pecador y te pido perdones mis pecados; confío en el sacrificio que hiciste por mí en la cruz, entra a mi corazón y dame el regalo de la vida eterna. Te lo pido en tu nombre que es sobre todo nombre, mí Señor Jesucristo. Amén.
Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Entonces:
¿Lo recibes como quién no lo necesita y no le hace caso? O ¿Cómo quién cree que no llena su expectativa menospreciándolo también? O lo recibes como un niño necesitado.
El regalo ya fue dado, tuya es la decisión.
Lucas 18:17 De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Dios te bendice.