Hola a todos.
No importa cuanto se haya leído las santas escrituras, sin el Espíritu Santo, no hay discernimiento y se pueden usar inadecuadamente para fundamentar doctrinas extrañas que buscan más tener la razón, que encontrarse con la Verdad quien es el mismísimo Señor Jesucristo.
Esto no es nuevo y para muestra un botón. La ICR ha fundamentado la enseñanza de que la roca donde está fundada la iglesia es Pedro, porque así les convenía a sus intereses y muchos ejemplos más y no solo de esta secta, sino de muchas más. Es nuestro deber defender la sana doctrina en el Espíritu y no en la carne, ya que de ahí se provocan errores peores de los que se quieren evitar. Ya lo decía el mismísmo Espíritu Santo por medio de Pedro:
1 Pedro 3:15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; 16 teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
Es en esta actitud en la que domostramos quien es el que nos mueve. No caigamos en las provocaciones, que se vea la diferencia de quién está gobernando nuestro ser al momento de impugnar posturas. Si lo vemos bien, nunca podremos convencer carnalmente a alguien que no es nacido de nuevo a menos que sea Dios quien obre por medio de nosotros y con la infuencia en el corazón de quien lo repele no ha nosotros, sino a Dios mismo y su palabra.
No se trata de ver quien tiene la razón, sino de quién está en la Verdad y por sus frutos los conoceréis. Sé muy bien lo difícil que es soportar groserías, pero es porque nos vemos a nosotros mismos en lugar de ver a Cristo, quien soportó cosas peores por amor a nosotros. No importa cuantos argumentos ganemos, muchas veces al ganarlos, perdémos el alma que queremos ganar para Cristo. En ocasiones es mejor callar y solo, en su momento, exponer la Verdad en las santas escrituras, previa oración y revisión de conciencias en cuanto a nuestras motivaciones, porque aunque parescan buenas, pueden estar llenas de mezquindad y búsqueda egoísta de reconocimiento o notoriedad.
A mis hermanos en la fe, les exhorto a hacerlo en el Espíritu, en amor y revisandonos a nosotros mismos, no sea que nosostros mismos caigamos.
En el amor del Señor Jesús, único camino, verdad y vida que nos lleva al Padre.
No importa cuanto se haya leído las santas escrituras, sin el Espíritu Santo, no hay discernimiento y se pueden usar inadecuadamente para fundamentar doctrinas extrañas que buscan más tener la razón, que encontrarse con la Verdad quien es el mismísimo Señor Jesucristo.
Esto no es nuevo y para muestra un botón. La ICR ha fundamentado la enseñanza de que la roca donde está fundada la iglesia es Pedro, porque así les convenía a sus intereses y muchos ejemplos más y no solo de esta secta, sino de muchas más. Es nuestro deber defender la sana doctrina en el Espíritu y no en la carne, ya que de ahí se provocan errores peores de los que se quieren evitar. Ya lo decía el mismísmo Espíritu Santo por medio de Pedro:
1 Pedro 3:15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; 16 teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
Es en esta actitud en la que domostramos quien es el que nos mueve. No caigamos en las provocaciones, que se vea la diferencia de quién está gobernando nuestro ser al momento de impugnar posturas. Si lo vemos bien, nunca podremos convencer carnalmente a alguien que no es nacido de nuevo a menos que sea Dios quien obre por medio de nosotros y con la infuencia en el corazón de quien lo repele no ha nosotros, sino a Dios mismo y su palabra.
No se trata de ver quien tiene la razón, sino de quién está en la Verdad y por sus frutos los conoceréis. Sé muy bien lo difícil que es soportar groserías, pero es porque nos vemos a nosotros mismos en lugar de ver a Cristo, quien soportó cosas peores por amor a nosotros. No importa cuantos argumentos ganemos, muchas veces al ganarlos, perdémos el alma que queremos ganar para Cristo. En ocasiones es mejor callar y solo, en su momento, exponer la Verdad en las santas escrituras, previa oración y revisión de conciencias en cuanto a nuestras motivaciones, porque aunque parescan buenas, pueden estar llenas de mezquindad y búsqueda egoísta de reconocimiento o notoriedad.
A mis hermanos en la fe, les exhorto a hacerlo en el Espíritu, en amor y revisandonos a nosotros mismos, no sea que nosostros mismos caigamos.
En el amor del Señor Jesús, único camino, verdad y vida que nos lleva al Padre.