Mateo 26:36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.
37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
Getsemaní, significa prensa de aceite. El huerto de Getsemaní, se caracterizó porque en él había árboles de aceituna y de ella se obtenía aceite que para poder obtenerla, se utilizaban prensas que las comprimían hasta sacar el preciado líquido que en aquella época del Señor, no solo se utilizaba para cocinar, sino para calentar el pabilo de las lámparas que alumbraban los hogares durante la noche.
Es muy interesante que el Señor, durante esa última noche, previo a la cruz, con sus discípulos, estuviera en grande angustia, pues la palabra angustia, tiene connotaciones similares pues es estar en estrecho, apretado…
La angustia de nuestro Señor era porque sabía la terrible realidad que estaba a punto de vivir. El Señor no solo iba a ser molido a golpes, vituperado, objeto de burlas y el desenfreno de toda violencia; sobre el cuerpo de nuestro Señor iba a ser cargado el pecado del mundo en su cuerpo; él que es tan puro de ojos, iba a ser abandonado por completo en la cruz, al cargar el pecado de todos nosotros.
Ningún ser humano ha sufrido tal abandono, porque ningún ser humano ha sido ha tal grado dejado de la presencia de Dios como el Señor lo iba a ser en las futuras horas de su suplicio. El Señor iba a sufrir el infierno del tormento no solo de la sed que le pegaba la lengua a su paladar, del dolor lacerante de su piel rasgada por el látigo de sus verdugos, no solo los clavos horadando sus manos y sus pies y la muerte por asfixia, para con inmisericorde lanza traspasando su costado; él iba a vivir todo el abandono de su Padre Eterno que cargaba el justo pago mortal de nuestras deudas sobre su propio Hijo Eterno hecho hombre, para después ser abandonado en la más completa desolación...
Mateo 27:46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Con estas palabras, el motivo de su angustia, se ve cumplida.
Getsemaní, recuerda el tomentoso momento que lo entristecía hasta la muerte y la prensa de angustia que derramaría anticipadas gotas de sangre de sus poros y anunciaba la sangre del sacrificio perfecto que limpia de todo pecado, derramada en la cruz del Calvario. El Señor, iba a ser abandonado por su Padre Eterno y al mismo tiempo cargado del castigo eterno de su ira justa y todo por amor de nosotros.
Getsemaní, es también una lección de vida cristiana, si ahora mismo, por tu testimonio cristiano estás en estrecho, el dulce líquido del carácter de Cristo de su amor y perdón, debe ser liberado de ti para glorificar a nuestro Padre Dios, para que muestre a Cristo.
Caminito
37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
Getsemaní, significa prensa de aceite. El huerto de Getsemaní, se caracterizó porque en él había árboles de aceituna y de ella se obtenía aceite que para poder obtenerla, se utilizaban prensas que las comprimían hasta sacar el preciado líquido que en aquella época del Señor, no solo se utilizaba para cocinar, sino para calentar el pabilo de las lámparas que alumbraban los hogares durante la noche.
Es muy interesante que el Señor, durante esa última noche, previo a la cruz, con sus discípulos, estuviera en grande angustia, pues la palabra angustia, tiene connotaciones similares pues es estar en estrecho, apretado…
La angustia de nuestro Señor era porque sabía la terrible realidad que estaba a punto de vivir. El Señor no solo iba a ser molido a golpes, vituperado, objeto de burlas y el desenfreno de toda violencia; sobre el cuerpo de nuestro Señor iba a ser cargado el pecado del mundo en su cuerpo; él que es tan puro de ojos, iba a ser abandonado por completo en la cruz, al cargar el pecado de todos nosotros.
Ningún ser humano ha sufrido tal abandono, porque ningún ser humano ha sido ha tal grado dejado de la presencia de Dios como el Señor lo iba a ser en las futuras horas de su suplicio. El Señor iba a sufrir el infierno del tormento no solo de la sed que le pegaba la lengua a su paladar, del dolor lacerante de su piel rasgada por el látigo de sus verdugos, no solo los clavos horadando sus manos y sus pies y la muerte por asfixia, para con inmisericorde lanza traspasando su costado; él iba a vivir todo el abandono de su Padre Eterno que cargaba el justo pago mortal de nuestras deudas sobre su propio Hijo Eterno hecho hombre, para después ser abandonado en la más completa desolación...
Mateo 27:46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Con estas palabras, el motivo de su angustia, se ve cumplida.
Getsemaní, recuerda el tomentoso momento que lo entristecía hasta la muerte y la prensa de angustia que derramaría anticipadas gotas de sangre de sus poros y anunciaba la sangre del sacrificio perfecto que limpia de todo pecado, derramada en la cruz del Calvario. El Señor, iba a ser abandonado por su Padre Eterno y al mismo tiempo cargado del castigo eterno de su ira justa y todo por amor de nosotros.
Getsemaní, es también una lección de vida cristiana, si ahora mismo, por tu testimonio cristiano estás en estrecho, el dulce líquido del carácter de Cristo de su amor y perdón, debe ser liberado de ti para glorificar a nuestro Padre Dios, para que muestre a Cristo.
Caminito